Tras la columna que escribí ayer respecto al perfil de Eduardo Rivera Santamaría y Eduardo Rivera Pérez, Lalo “El Bueno” y Lalo “El Malo”, varios panistas se comunicaron conmigo para decirme que no apoyarían al ex alcalde porque no les genera confianza, incumple acuerdos y es inmoral.
Otros más confesaron que Lalo “El Malo” los perseguiría porque trabajaron en los gobiernos panistas.
Y aunque usted no lo crea, varios panistas me dijeron que consideran al ex alcalde como un ser corrupto, por las múltiples irregularidades que permitió en su gobierno en beneficio de sus colaboradores.
Sin los neopanistas ni los morenogalistas, Lalo “El Malo” se dirigirá a una nueva derrota como la que obtuvo en el 2018 frente a la hoy alcaldesa Claudia Rivera.
Dicen que una cosa es que Lalo “El Malo” sea conocido, y otra que sea un político honesto y honorable que genera confianza.
Por cierto: sus niños cantores no se cansan en presumir la supuesta buena relación que “El Malo” tiene con Miguel Barbosa, para regresar a los tiempos del cochupo, la transa y los favores bajo la mesa.
Pero Miguel Barbosa debe saber que Lalo “El Malo” terminaría traicionándolo y persiguiéndolo simplemente por su ADN político.
En resumen: ni los propios panistas quieren a sus corruptos militantes.