Ahora que varios aprendices de política han levantado la mano para negociar una posición en el 2024, bien vale la pena que analicen en primer lugar y muy seriamente, si por lo menos ganarían una elección en la colonia o el fraccionamiento en donde viven.
Muchos ni siquiera serían apoyados por su propia familia, porque los conocen a la perfección.
La historia reciente debe dejar enormes aprendizajes a todos aquellos que pierden la cabeza cuando se sueñan encumbrados en grandes posiciones políticas sin haber trabajado para alcanzarlas.
La política es una profesión muy noble pero celosa, que pide sacrificios y tiempo completo, y que trae consecuencias fatales si no se maneja con frialdad, visión y capacidad.
No es suficiente tener ganas y ocurrencias, grillar en cafés y esperar llegar al poder por una marca.
Por eso se generan desgracias y catástrofes que repercuten en millones de personas y varios gobiernos.
El 2024 está a la vuelta y muy pronto habremos de ver quién de los interesados reculan porque no les gusta ir a ensuciarse los zapatos y mucho menos dejar las reuniones familiares durante los fines de semana.
A esos me refiero: son verdaderos oportunistas que quieren cargo, negocios al amparo del poder y disfrutar su vida sin sacrificar nada. Es cuanto.