Un día después de la histórica elección del 2018, las fichas se acomodan, los tigres se amansan y los demonios de Yeidcol jamás aparecen.
La mafia en el poder se doblega y reconoce a su nuevo amo en espera del perdón.
Fox y Salinas, dos emblemáticos hombres que le hicieron mucho daño al hoy presidente, se apresuran a blindarse.
Olvidan, borran y entierran los agravios al hoy presidente electo.
El discurso del presidente electo Andrés Manuel López Obrador es parte de pláticas en cafés, restaurantes, oficinas y hogares.
La democracia en México vive su más plena expresión porque se respetó la voluntad de las mayorías. Y también de las minorías.
Y es precisamente el mensaje de López Obrador el que ha servido para dar certidumbre y tranquilidad a un pueblo sediento de sed y justicia.
La decisión está tomada y vale la pena darle un voto de confianza a López Obrador, porque a nadie nos conviene que le vaya mal.
Si le va bien a él, nos irá bien a todos.