El cierre de campañas locales y nacionales dejan entrever que el día “D” de la elección, será un choque de estructuras político-electorales con pronóstico reservado.

Y digo pronóstico reservado, porque ganará quien movilice más rápido a su estructura para acaparar las boletas electorales que misteriosamente se agotan en algunas ocasiones.

De antemano hemos observado que todos los partidos políticos recurren al acarreo, la compra de votos, la manipulación, el engaño y la mentira.

De no ser por ciertos personajes involucrados en diversos delitos a los que les ha brindado protección y apoyo, Andrés Manuel López Obrador hubiera tenido una campaña perfecta, pues está blindado de todo tipo de escándalos y cuestionamientos económicos.

Sus cierres de campaña simplemente han sido espectaculares, como jamás se había visto.

Y aunque es el candidato a vencer, no significa que sea invencible pues su ejército de “pejebots” no votará.

No niego que los “pejebots” jugaron y cumplieron su papel en esta elección, pues ayudaron a generar una percepción de apoyo absoluto a favor de AMLO.

Durante su campaña López Obrador puso especial atención en las entidades donde habrá elecciones, pero más en Puebla y Veracruz, donde gobierna el PAN con coaliciones.

Y en Puebla enfrentará a la hasta hoy invensible maquinaria electoral que lleva 8 años en el poder y tiene a Martha Érika Alonso como candidata con méritos propios y plataforma sólida.