El candidato Mario Riestra se llevó la noche porque se mostró propositivo, debatió, contestó y enseñó pruebas de las irregularidades de sus contrincantes.
Dos personajes fueron el prototipo del político cínico y voraz: Nancy de la Sierra, candidata por Morena y Juan Carlos Natale, candidato del PVEM, quien declinó en pleno debate.
Ambos tienen varias coincidencias: se han enriquecido sospechosamente y gustan estar involucrados en todo tipo de escándalos.
Nancy evitó y evadió en todo momento los señalamientos de corrupción y enriquecimiento que ella y su esposo ocultaron, según han publicado medios locales y nacionales.
“Estoy en Morena porque amo a México”, dijo De la Sierra, ¿entonces cuando estuvo en el PRI no amaba a nuestro país?.
Por cierto: en varias ocasiones ni siquiera hizo uso de su derecho de réplica, lo que fue interpretado como la aceptación de todas las acusaciones.
Y Natale entre balbuceos también prometió acabar con la corrupción porque “nos hace daño a todos”.
Lo que no dijo Natale es que durante su paso como líder del PVEM, desapareció cientos de millones de pesos de las prerrogativas que le entregaban.
Y entonces surgieron las camionetas Suburban y Mercedes y la mueblería, los terrenos en Angelópolis y La Vista, entre otras cosas.
Ya como tercera actora, la priista Xitlálic Ceja también prometió acabar con la corrupción y hasta se le olvidó que su esposo vendió en 40 mil pesos por lo menos 10 mil permisos para mototaxis, durante la corrupta administración de Mario Marín.
Su frase: “la gente corrupta tiene que irse a la cárcel”, le quedaría perfectamente a todos los diputados, funcionarios y gobernantes de su partido.
Perdón: se me olvidó el candidato del Panal, quien solo atinó durante sus intervenciones al asegurar que es inviable que Lopez Obrador traslade la SEP a Puebla porque nos traería la violencia que genera la CNTE en estados como Oaxaca y Guerrero.
Jueves, 21 Junio 2018 23:50
Riestra exhibe corrupción de De la Sierra y se lleva la noche
Escrito por Fabián Gómez
El debate entre candidatos a la Segunda Fórmula del Senado sirvió para comprobar una vez más que los políticos son seres cínicos, inmorales y mentirosos.
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