El futurismo político ha exhibido lo promiscuos que son todos los políticos que aspiran a un cargo de elección popular.
Buscan a como dé lugar supervivencia para vivir al amparo del Poder con todo tipo de privilegios.
No importa del partido que sean. Ni el tamaño de su deslealtad. Tampoco a quienes traicionen.
Digo esto, porque los amantes de la corrupción que tanto detesta Andrés Manuel López Obrador, buscan refugio en Morena.
Y es ese partido político el que ha generado la mayor promiscuidad política de los últimos años.
Los Armenta ya quemaron naves y esperan la candidatura a la gubernatura por Morena, después de haberse enriquecido en el priismo de Mario Marín.
A las amantes del PRI adictas al dinero público no les importa el nombre del amante, les interesa el color del partido y refugiarse en un grupo que haya conocido igual las bondades del PRI.
Por eso la desagradable promiscuidad.
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