La expulsión del PRI en contra del indefendible Fernando Morales Martínez, sin duda traerá todo tipo de efectos negativos en ese instituto político.
De entrada, sus familiares y caciques del PRI, dejarán de operar políticamente para el tricolor, pues esto es una afrenta y humillación en contra de la familia cuyo jefe político es el ex gobernador Melquiades Morales Flores, dueño de una estructura envidiable.
Otro efecto será lo que hagan abiertamente los Morales para perjudicar al partido que les dio todo: mucha riqueza y poder.
Lo cierto es que en el PRI velan sus intereses según su conveniencia.
Si de verdad expulsan a esos supuestos traidores y militantes deshonestos, el PRI se quedaría solo, pues es un partido en donde se da una prostitución y corrupción brutal.
La pugna que disputaron por meses el hoy ex priista y el actual dirigente del PRI en Puebla, Jorge Estefan Chidiac, cayó en lo más bajo.
Quizá sirva de ejemplo para quienes quieren jugar con varios candidatos, o quizá sirva para que varios priistas renuncien al sentirse presionados por su dirigencia.
Lo cierto es que en el PRI predomina la simulación, las pugnas internas, la envidia, el rencor y el revanchismo.
Hoy Estefan ganó un round pero no la guerra.
Fernando Morales es un kamikaze y aunque tenga que morir políticamente, hará lo posible por hacer caer a Estefan, quien acaba de comprarse otro enemigo muy peligroso.
No por nada a Fernando la dicen el "Parri", si, el "Parricida", pues es conocida su forma altanera cuando se refería a su padre Melquiades, de quien presumía hasta mentarle la madre.
Ya está de regreso y a todo color "El Parri".