Varias tarjetas informativas han sido entregadas a los jefes policiacos sobre la estructura y forma de operar de quienes encabezan las bandas de chupaductos.

Simplemente esos jefes policiacos las han ignorado por razones desconocidas, o mejor dicho, por obvias razones.

Lo cierto es que los ajustes de cuentas entre las bandas dedicadas al robo de combustible tienen su explicación .

O están en disputa por el territorio, o varias de esas víctimas son consideradas como principales traidores y delatores.

Otros más, no pagan las deudas que adquieren entre ellos.

Y por eso entre ellos se ajustan cuentas.

El gobierno de Tony Gali no permitirá que crezca el problema y por ello ha gestionado la incursión de 500 militares que habrán de custodiar el conocido Triángulo Rojo, en donde se encuentran los municipios por donde pasan los ductos de Pemex.

Las autoridades deben recuperar esa zona que se ha convertido en Tierra de Nadie, porque incluso los militares han sido rechazados y enfrentados por los propios chupaductos.

Me parece que más que impresionantes operativos o buenas intenciones, lo que se necesita es contar con elementos policiacos que no sean alcanzados por el Cáncer de la corrupción y también que todos ellos sean de confianza y no protejan a los mismos delincuentes .

Eso me parece más importante que 500 nuevos militares para que cuiden los ductos de Pemex.

Municipios como San Martín Texmelucan, Palmar de Bravo y Tepeaca entre otros, son verdaderos paraísos para vivir y hoy están convertidos en zonas de alta presencia del crimen organizado.

Los ojos de la opinión pública están puestos en el secretario de Seguridad Pública Jesús Morales Rodríguez, cuyo padre es un verdadero cacique de la región.

Para comentarios, aclaraciones y filtraciones:

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@fabiangomezh