La delegada del CEN del PRI, María Esther Sherman, ha demostrado que le interesa exprimir los últimos meses de lo que reditúe el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Faltan 4 meses y medio para que concluya la corrupta administración peñista y Sherman quiere las cenizas del RIP, perdón PRI.
Y con su característico autoritarismo se ha dedicado a exigir que los delegados le entreguen las dependencias para darlas a sus “amigos”.
Quien se niega a entregarle alguna delegación simplemente recibe amenazas de la tal Scherman, quien usa el nombre del presidente del PRI y de hasta el de Peña Nieto.
De ese tamaño es la mujer que incurre en el delito de amenazas y violencia de género en contra de un hombre.
¿Quién de las mujeres que se rasgan las vestiduras por la violencia de género defenderán a las víctimas de Sherman?.
Por cierto: les dejo la renuncia de Juan de Dios Bravo, ex delegado de Diconsa, dependencia que Esther Sherman quiere nuevamente entregarle aunque tenga que recurrir a las amenazas y todo tipo de violencia.
El cadáver apesta y Sherman pelea hasta el olor.