El delegado del IMSS en Puebla, Enrique Doger Guerrero, ha sorteado las tres auditorías que le ha realizado la Auditoría Superior de la Federación, pero es cómplice de toda la corrupción que fomenta el subdelegado de la dependencia a su cargo, Marco Érick Montero Rodríguez.
Y es que Montero Rodríguez ha tejido una enorme red de corrupción para extorsionar a constructores que no tengan en regla sus documentos. Y los moches son tan millonarios, que le permiten habitar en el exclusivo fraccionamiento de La Vista Country Club.
Por si lo quiere negar, van con mucho gusto los nombres de sus cómplices:
Leonardo Sampayo, quien figura como asesor del subdelegado y es contratado por tiempo y obra.
Luis Rosas Solís, Jefe del Departamento de Auditoría.
Hugo Rojas Reyes, quien se desempeña como Censor de Construcción.
Ramiro Jacinto Sánchez y Carlos Alberto mejía, ambos auditores.
Pero eso no es todo: el subdelegado del IMSS Puebla sur está inhabilitado y a pesar de ello ha firmado diversos documentos incurriendo en el delito de Daño Patrimonial al Seguro Social.
Para que nadie lo descubra, llega a firmar documentos a su oficina después de las 6:00 de la tarde, como los que mostramos en este corporativo editorial.
Todos en la delegación del IMSS saben que Doger quiere hacer su cochinito para buscar una candidatura.
Y de las extorsiones, como es su estilo, ha llenado sus bolsillos.
El maletero que recoge las extorsiones que le hacen los canes de Montero Rodríguez a los constructores es un clásico de la picaresca poblana. Me refiero a Enrique Chávez Estudillo, ex chofer de Doger y ex secretario de Administración en el corrupto trienio dogerista.
Todos saben que es el famoso Chávez Estudillo quien lleva el dinero mal habido a las manos de su jefe y éste lo entrega en ocasiones a conocido notario.
Y también todos se burlan de la buena voluntad del Director General del IMSS Mikel Arriola, a quien califican como un funcionario de ornato sin conocimiento ni control de la institución.
Por cierto: nuevamente le recuerdo a Enrique Peña Nieto, que fue el propio Doger quien a través de su periódico dañó la imagen de su gobierno y del Ejército cuando publicó que un militar había asesinado por la espalda a un huachicolero.