Con 52 votos a favor y 48 en contra, la vasta mayoría de los legisladores votó de acuerdo a su orientación partidaria. La única excepción fue la de la republicana Susan Collins (Maine) quien enfrenta una dura elección en noviembre en un estado predominantemente demócrata.
Barrett, nominada solo 30 días antes, es la primera magistrada en la historia moderna en ser confirmada en una votación partidaria. El hecho es ilustrativo de la manera en que la polarización del escenario político ha alcanzado todos los aspectos de la vida institucional del país.
El partido republicano, liderado por el presidente Donald Trump, ve la confirmación como una gran victoria a solo ocho días de las elecciones presidenciales. De hecho, la Casa Blanca anunció inmediatamente después de la votación que se llevará a cabo la ceremonia de juramentación en sus jardines.
Barrett se convierte en el tercer nombramiento de Donald Trump para el máximo tribunal en sus cuatro años de mandato, luego de Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh. Con su adición, la mayoría conservadora pasa a tener seis escaños, contra tres de aquellos de ideología progresista.
La tendencia podría mantenerse durante una generación, considerando que los puestos en la Corte Suprema son vitalicios y los tres jueces nombrados por Trump tienen 55 años o menos.