La soberbia y locura de poder ya se les terminó a dos conocidos panistas que saquearon el erario del Ayuntamiento de Puebla y ahora buscan desesperadamente algún escudo protector para evadir en el futuro la acción de la justicia.
Me refiero a Eduardo Rivera Pérez y al conserje del ayuntamiento Adán Domínguez, quienes cometieron desvío de recursos y peculado en el pasado proceso electoral en favor de varios candidatos panistas.
Tras su renuncia al ayuntamiento de Puebla, el ex alcalde Rivera no dudó en imponer a quien es su socio a pesar de no tener experiencia en el servicio público.
A Adán Domínguez, los mismos empleados del ayuntamiento lo ven como el conserje de Rivera y denunciaron que se desviaron recursos, en especial, a una candidata a diputada muy cercana a Adán Domínguez, por la que saqueó las arcas municipales.
El tema es que son tan burdos que ahora Rivera dice querer ser líder del PAN nacional y el conserje del PAN poblano, para que desde esos lugares denuncien persecución política ante los evidentes fraudes y saqueos que cometieron.
El panismo poblano está que arde porque los mismos militantes responsabilizan al grupo de Eduardo Rivera por la pérdida de municipios y diputaciones en el pasado proceso electoral.
Rivera perdió por más de 1.3 millones de votos, lo que evidencia que los poblanos lo rechazan por despreciar a las clases más vulnerables.
Rivera y el conserje no podrán dormir en los próximos meses o años, porque saben que no soportarán una auditoría. El DIF es la punta de la madeja de la corrupción y por eso
Liliana Ortiz tendrá fuero, para evadir también la acción de la justicia.