El gobernador Miguel Barbosa tiene cerca, muy cerca a quien le acuchillará por la espalda.
Sin temor a equivocarme, será de los primeros que traicionará y desconocerá.
Así lo hizo con su ex jefe Mario Marín Torres, quien lo inició como político.
También con Rafael Moreno Valle, a quien le juró lealtad y obediencia.
Y también se entregó a Martha Érika Alonso, a quien ayudó a robarse la elección en el 2018.
El falso discurso de Salomón Céspedes raya en lo inmoral y huele a traición. Quiere enarbolar la bandera de la 4T a la que en el 2018 robó la elección.
A Salomón Céspedes no le importa el legado de Miguel Barbosa. Menos de López Obrador, quien ni siquiera lo tiene en el radar por ser un político de bajo nivel. A ambos, les robó la elección en el 2018 con los Moreno Valle.
Salomón se ha prestado a un juego que lo retrata perfectamente y lo hace inmoral, porque sabe que es un juego sin sentido que lo hace indigno.
Cuando juzga el pasado, quiere confundirnos que él no perteneció al corrupto pasado.
Cuánta miseria humana tiene un ser para negar y criticar su origen.
Cuánta miseria debe tener para negar a quienes lo hicieron alcalde de Tepeaca.
Y cuánta miseria debe tener quien se presta a un juego que lo llevará a una caída dolorosa.
En fin. Es una simple corcholata…