En días pasados, diferentes diarios nacionales mostraban encuestas dónde la aprobación sobre el presidente es mayor al 60%, esto después de haber iniciado un Plan contra Huachicoleros.

Con esto, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, ha mostrado una vez más su poder político y social en la ciudadanía y todo aquel que lo ama o lo odia.

El mandatario ha mandado mensajes claros, contundentes y precisos hacia la impunidad y la corrupción, dejando de lado los intereses de los de arriba para beneficiar a los de abajo.

López Obrador lidera las encuestas nacionales y tiene un alto rango de aprobación por parte de los mexicanos, aún cuando su pelea contra el Huachicol ha creado una crisis de desabasto de gasolina en algunos estado del país.

Al presidente se le pueden cuestionar sus formas, pero a tan sólo unas semanas de haber tomado las riendas de México, Obrador presume su gran capital político, marca la agenda cómo ningún otro político en la nación, es odiado y difamado por la oposición pero poco perjudicado, es un hombre de hierro, capaz de ser el más chistoso y risorio o ser el hombre que impone, que transmite su palabra y las órdenes.

Hoy, tenemos un político amado cómo hace muchos años no lo veíamos, odiado por oposición, empresarios, periodistas y académicos, pero nos guste o no su forma de ser y actuar, el es el hombre del momento, la persona que delinea sus formas, el idealista que no cambia el discurso.

El tabasqueño tendrá años difíciles para gobernar, pero queda claro que no hay por el momento, quien pueda ser la sombra del Presidente.