Ignacio Mier se comporta como el hijo bastardo de la Cuarta Transformación, el hijo que no es querido, el hijo desobediente, desleal, el hijo que avergüenza.

Es el hijo resentido que se siente abandonado por el padre, el hijo que está resentido porque no le cumple sus caprichos y porque no le llenó su ego con la candidatura a la gubernatura de Puebla.

Tanto daño trae en su ser, que desde que perdió la candidatura a la gubernatura de Puebla, se trazó un plan que todos los poblanos conocen: opera a favor de diversos candidatos a alcaldes de la entidad, lo que significa que traiciona al mismo Presidente Andrés Manuel López Obrador y a la futura mandataria de México, Claudia Sheinbaum Pardo.

El flamante candidato a senador no leyó a Hobbes para entender que la ambición y codicia son malos consejeros y solo con castigos puede impedir sus efectos. Traducido en otras palabras, habrá consecuencias en el Senado y en los gobiernos de Sheinbaum y de Armenta porque saben que ha cometido el delito de alta traición al proyecto que le dio la oportunidad de su vida tras haber sido siempre un lumpen político.

El bastardo quiere cometer un parricidio político porque no le dieron la candidatura a la gubernatura de Puebla y por eso opera para los candidatos a las alcaldías de Tecamachalco, San Pedro y San Andrés Cholula; Ciudad Serdán y Puebla capital.

Toda su vida Nacho Mier fue un tipo gris que guardó su desmedida ambición para este momento.

Hace seis años, Nacho Mier traicionó a AMLO porque se la jugó con los Moreno Valle y festejó el fraude electoral, hoy nuevamente va en contra del proyecto lopezobradorista porque de todos modos será senador por Morena.