El análisis político es muy simple: sus más cercanos colaboradores (Fernando Manzanilla Prieto e Iván Galindo), operan políticamente para el PAN y sus candidatos.
Nacho Mier lo sabe porque a sus empleados les permitió esa deshonestidad política, la misma que cometió hace seis años cuando apoyaron a AMLO y traicionaron a Barbosa para apoyar a los Moreno Valle.
En ese entonces su socio el extorsionador Rueda hizo la campaña negra para asegurar un jugoso bono sexenal que se vio interrumpido por el helicóptero que se desplomó.
El resentimiento de nacho mier (con minúsculas porque de ese tamaño es), no lo puede ocultar y hace lo imposible para dinamitar la campaña de su odiado primo, el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla.
No es lo mismo ser Gobernador que un senador muy limitado que carece de inteligencia, pero sobre todo del respaldo de la clase política poblana y del pueblo.
A mier lo alcanzó el efecto boomerang y por eso las senadurías están en peligro, su misma perversidad lo está hundiendo porque ya piensa en el 2030.
Como contexto para mis queridos lectores (as), el pasado fin de semana, la empresa Rubrum reveló que las fórmulas de las coaliciones del PAN formadas por Ana Teresa Aranda y el ineficiente ex líder del PRI, Néstor Camarillo, registran un buen posicionamiento aunque Camarillo no aporte nada.
Por otra parte se encuentra la fórmula de Morena y sus aliados con Ignacio Mier y Liz Sánchez, quienes carecen de trabajo político efectivo.
El empate técnico significa para Morena una derrota sobre todo porque tiene a candidatos desconocidos y sin gran trayectoria política.
El 36.6 que registra Morena es nada ante el 36.1 del PAN, este último irá creciendo en los últimos meses.