Cuautlancingo es un municipio que genera gran riqueza, pero un puñado de insaciables seres encabezado por el ex alcalde panista de ese lugar Refugio Benjamín Sarmiento, lo tienen al borde del colapso.

Hoy gobierna Guadalupe Daniel bajo las siglas de Morena, pero su ADN panista permite el libertinaje de sus cómplices.

Lupita le ha pagado con creces todos los favores al grupúsculo encabezado por el cacique Refugio. Las obras públicas -que por cierto se realizan a destiempo en el lugar-, son su prioridad, además de permisos para instalar gasolineras, construir fraccionamientos de lujo y centros comerciales.

Visitar Cuautlancingo es un calvario porque no hay lugar para el turismo. Pareciera que el gobierno de Guadalupe Daniel trabaja mucho, pero la realidad es que son obras de mala calidad e inconclusas desde hace meses.

Un lugar con riqueza -porque cobra impuestos al parque FIMSA-, parece un municipio de los años 50’s, en pleno subdesarrollo. Y la culpa la tienen las autoridades que complacen al cacique panista que controla desde hace 16 años el negocio de la obra pública del lugar.

Dicen los vecinos: “la corrupción y moches es lo de menos, nos urge que acaben las obras”.

El cacique Refugio y quienes lo antecedieron son generosos hasta con el narcomenudeo, delito que se ha incrementado en el municipio de manera alarmante.

Ni qué decir de los giros negros y moches para trámites que a manera de broma los empleados municipales han propuesto aprobar en Cabildo.

Por supuesto que no pueden faltar los aviadores en la nómina porque no hay forma de pagar tantos favores.

El candidato de Lupita y Refugio es el regidor de obras Édgar Gamboa, quien solicitó licencia para inscribirse y buscar la candidatura. Todo -repito-, para apoderarse de las obras públicas.

Qué costoso es que la alcaldesa de origen panista, se haya logrado colar al movimiento de la 4T, por las ambiciones del grupúsculo.