La lectura que debe darse a la visita intempestiva, sin cita de agenda por parte de los enviados de Gerardo Islas con Miguel Barbosa, es que fueron a pedir perdón por los agravios pasados y los actos de corrupción que cometió el amigo del cantante Luis Miguel cuando fue titular de la Sedesol.

Perdón, porque la familia Islas también se robó la elección en el distrito por el que compitió Gerardo. Y eso es un delito grave.

Perdón porque Víctor Hugo Islas hizo lo imposible por reunir votos a favor de Martha Erika Alonso de Moreno Valle.

Y perdón porque fueron parte del robo brutal de la elección en perjuicio de Barbosa.

Que a nadie engañen los voceros de quinta que tratan de fingir un acercamiento entre los Islas y Barbosa, porque les dolerá cuando enfrenten procesos penales en su contra.

Hace poco este columnista reveló que Gerardo Islas pretendía encabezar la rebelión morenovallista. No tuvo eco y tendrá que pedir perdón.

Los Islas fueron partícipes del robo y abuso que se dio durante el morenovallismo. Y con Martha Erika iban por más.

Quedaron huérfanos y ahora agachan la cabeza en espera de ser perdonados.

Así es el amigo del cantante Luis Miguel.