La renuncia del diputado Marcelo García Almaguer de las filas del PAN, no es cualquier asunto.
Se trata del mejor amigo del ex gobernador Rafael Moreno Valle, fallecido en un accidente aéreo y quien con su renuncia lincha deja entrever el nivel de sus dirigencias.
Ante el vacío de poder que dejaron Rafael y su esposa Martha Erika, una persona se ha encargado de destruir el legado político del morenovallismo: Genoveva Huerta, cuya conducta servil y entreguista con los detractores morenovallistas es más que evidente.
A Genoveva Huerta la han abandonado todos los hombres que tienen mucho mayor peso moral, experiencia y capacidad.
Me refiero a los Gali, a los Banck, a los Aguilar Chedraui, Castañón, Rincón, Rodríguez, Alonso y muchos más.
Se ha quedado sola porque no ha entendido que su labor era solo obedecer. Nada más.
Hoy tras haber pactado con Marko Cortés, la presidenta del PAN quiere asumir un rol que nadie le cree, y por lo mismo nadie la respeta.
Su locura ha llegado a tal, que cree ser la iluminada para abanderar las causas morenovallistas. Nada más falso.
¿Alguien la ha visto encabezar una marcha para exigir el esclarecimiento del accidente de Moreno Valle y Martha Erika?.
La respuesta es no, y no la ven porque sabe que si convoca solo marcharía ella y confirmaría lo grande que le queda el papel de presidenta del PAN.
Marcelo ya se fue del PAN pero es congruente al defender el legado morenovallista, en cambio, Genoveva ya fue a pactar al PAN nacional para que le ayudemos a no caerse.
¿Qué dirían Rafael y Martha Érika si vivieran y vieran tantas traiciones?.
Todos sabemos quiénes eran la servidumbre de los Moreno Valle y quiénes sus verdaderos amigos.
Hoy la servidumbre no sabe qué hacer porque no tiene inteligencia, capacidad, liderazgo y capacidad de unificar.
Es resultado del vacío de poder que viven aquellos que fueron impuestos por Martha Erika Alonso