La renuncia de Margarita Zavala a sus aspiraciones presidenciales trajo todo tipo de comentarios e inminente reacomodo del tablero político.
En lo personal, me causa decepción.
Los méritos y el reconocimiento que Margarita Zavala se había ganado, se derrumbaron por renunciar a su candidatura independiente.
Ella y su esposo el ex presidente Felipe Calderón, tomaron esa “dolorosa” decisión para no ser humillados en las urnas. Solo por eso.
Es claro que ese proyecto político no creció y tampoco fue aceptado por la sociedad, pues apenas si reunía el 5 % de los votos según las encuestas serias.
Casi ningún ciudadano que le brindó su voto a Calderón hace 12 años impulsa o coincide con su proyecto. Casi nadie.
Margarita y Felipe midieron muy mal su participación y hoy exhiben que para cualquier candidato independiente es casi imposible llegar al poder.
Y eso que ellos conocen las entrañas del poder.
Por cierto: propongo que a partir de ya, las autoridades correspondientes impongan una fuerte sanción a aquellos que abandonen las candidaturas independientes, pues es claro que solo buscan privilegios personales y no colectivos.