La Gendarmería Nacional, que el presidente Enrique Peña Nieto prometió en su época de candidato como una nueva policía con 40 mil elementos que mejoraría las condiciones de seguridad en el país, enfrenta hoy una realidad distinta: su tamaño es apenas de un 10 % de lo prometido, no es fuerza nueva sino un apéndice de una corporación que ya existía, y peor aún: desde su puesta en marcha los homicidios han subido en el país casi 47 %.
Datos oficiales dados a conocer esta semana por la Presidencia de la República arrojan que el tamaño de la Gendarmería actualmente es de cuatro mil 973 elementos, y no hay planes, ni recursos, para su expansión. ¿El motivo? Un recorte de más de 200 mil millones de pesos al gasto público según lo dicho por el propio presidente.
“Hemos creado una Gendarmería que dadas las restricciones presupuestales que tuvimos que enfrentar para ser responsables en el manejo de las finanzas públicas (…) no pudimos acrecentar como era la proyección inicial el tamaño de la Gendarmería, pero la Gendarmería ha funcionado”, dijo el presidente en la clausura del Foro Nacional Sumemos Causas, el pasado 13 de noviembre.
La proyección inicial a la que se refiere el presidente la hizo por primera vez en junio de 2012, cuando aún era candidato, durante un encuentro con empresarios en Durango. Ahí afirmó que la Gendarmería tendría alrededor de 40 mil efectivos con una disciplina y preparación de perfil militar.
“Bien podríamos aprovechar la fuerza que hoy la Armada y el Ejército destinan a cubrir tareas de seguridad, que es del orden de 40 mil elementos, para ser parte de lo que yo he denominado una Gendarmería Nacional”, dijo Peña, quien repitió esta proyección en varias ocasiones.
Anque Peña llegó a la Presidencia en 2012, la Gendarmería se puso en marcha hasta agosto de 2014 y lo hizo lejos de los planes originales: se desechó la idea de que fuera una nueva corporación y en cambio se optó por crearla como una nueva división (la séptima) dentro de la Policía Federal. Su estado de fuerza “inicial” fue de 4 mil 500 mil elementos, casi diez veces menos de lo proyectado.
El cambio de planes obedeció a que no hubo disponibilidad de recursos materiales y humanos suficientes. Más de 140 mil personas participaron como aspirantes peor la mayoría no superó los controles de confianza. La desesperación por poder lanzar dicha fuerza llegó al punto en que se intentó que policías federales de otras divisiones hicieran su cambio forzoso a la Gendarmería, como revelaron en su momento varios de esos elementos a Animal Político.
Al momento del lanzamiento de la Gendarmería el entonces comisionado Nacional de Seguridad, Manuel Mondragón y Kalb, aseguró que a más tardar en un año dicha división tendría por lo menos diez mil elementos.
Hoy son menos de cinco mil efectivos.
¿Ha funcionado? Los datos dicen que no
Pese a que la División de Gendarmería es apenas una fracción de lo que se había prometido, el gobierno Federal defiende su “efectividad”.
En los datos dados a conocer el pasado 13 de noviembre, Presidencia señala que desde su creación, la Gendarmería ha realizado a nivel nacional un total de 425 mil 945 acciones táctico – operativas en “casi todas las entidades del país”.
Junto con la cifra de operativos la presidencia también presumió que, de acuerdo con datos del INEGI a septiembre de 2017, el 72.5 % de la población califica el desempeño de la División de Gendarmería como “muy o algo efectivo”. En comparación las policías municipales tienen un porcentaje de aprobación en ese rubro de apenas el 40.3 %.
Lo que no dicen los datos del gobierno federal es cómo la Gendarmería ha impactado en la seguridad del país o en la reducción de la violencia.
Si se revisan las cifras de homicidio doloso, la existencia de la Gendarmería no ha generado ningún efecto positivo. De hecho la violencia se ha incrementado notablemente.
Los datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública arrojan que los homicidios dolosos entre 2015 y 2017 – ya con la gendarmería en pleno funcionamiento – se han incrementado en un 47.2 %. Pasaron de 12 mil 568 casos registrados entre enero y septiembre de 2015, a 18 mil 505 homicidios en el mismo periodo de 2017.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) presentó por su parte, en febrero pasado, los resultados de una revisión practicada a la División de Gendarmería cuyo balance fue negativo: concluyó que se trata de una fuerza cuya efectividad para disminuir los delitos en el país ha sido nula y con operativos que además son deficientes.
Los auditores destacaron, entre otras cosas, que no existen análisis criminológicos o variables objetivas que sustenten la utilidad de la intervención de la Gendarmería a los puntos donde ha sido enviada, respecto a otros de alta incidencia donde no se le ha desplazado. En esa misma línea, aunque se han fijado indicadores y metas, no hay información seria que sustente su cumplimiento.
Lo que la Auditoría también ratificó es que la selección de los aspirantes a la Gendarmería no ha sido adecuada y en parte de ello se explica su raquítico estado de fuerza actual. La cifra es contundente: el 80 % de los candidatos elegidos reprueba los filtros de control de confianza.