Los poblanos y las autoridades debemos cerrar filas en torno al rector de la BUAP, Alfonso Esparza, para exigir que el empresario Mario Mendivil rinda cuentas y explique por qué decidió vender el equipo de Lobos BUAP a los Bravos de Juárez.
Tan solo en esa operación, Mendivil, el socio de Mario Marín, se embolsó 170 millones de pesos, a pesar de haber jurado que la franquicia de Lobos no estaba en venta.
Pero como a todo empresario voraz, le ganaron los números.
Hasta antes del corrupto gobierno de Mario Marín Torres, el empresario Mario Mendivil no era nadie.
Bueno: era solo el dueño de un terreno donde hoy se ubica el centro comercial Vía San Ángel, de esos terrenos que regaló Melquiades Morales durante su gobierno a sus amigos y cómplices.
Mendivil muy pronto supo para qué era el dinero y poder y comenzó a incursionar en algunos negocios
La estratégica zona y ubicación del terreno que le regalaron, hizo que Mario Mendivil apareciera como un hombre adinerado.
Y en dos sexenios logró serlo.
Tan es así que hoy en su propiedad se construye un edificio de aproximadamente 300 millones de pesos, para oficinas corporativas y restaurantes de lujo.
Me parece que es tiempo que Mendivil rinda cuentas a más autoridades y a la opinión pública y si merece prisión, que nadie le de impunidad, ahora que su amigo y cómplice el chaparro se encuentra en desgracia.