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El juez del histórico juicio a Donald Trump amenazó este lunes al expresidente con la cárcel en caso de que siga violando su orden que le prohíbe hablar mal de los testigos, el jurado y personal del tribunal.
“Por mucho que no quiera imponerle una sanción de cárcel... quiero que entienda que lo haré”, advirtió el juez Juan Merchan al inicio de la tercera semana de juicio al primer expresidente en la historia de Estados Unidos que se sienta en el banquillo.
El juez le impuso una nueva multa de mil dólares, que se suma a otra sanción de 9 mil por nueve violaciones previas de la orden judicial que le prohíbe referirse a lo relacionado con el juicio en sus redes sociales.
En su decisión, el juez le advierte que debido a que ésta es la décima vez que el tribunal le ha hallado culpable de desacatar sus órdenes, “parece claro que las multas no bastarán para disuadir al acusado de violar las órdenes legales”.
El magnate de 77 años, ahora candidato republicano a las presidenciales de noviembre, se sienta en el banquillo acusado de falsificar documentos comerciales.
Esto para ocultar un pago de 130 mil dólares hecho a la actriz de cine porno Stormy Daniels con el fin de comprar su silencio sobre una supuesta relación que habrían tenido y que el republicano siempre ha negado, para que no interfiera en las elecciones de 2016, que ganó frente a la demócrata Hillary Clinton.
Se espera que Daniels, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, y Cohen, el exabogado de Donald Trump que se ha convertido en enemigo jurado de su antiguo jefe, testifiquen en algún momento en la sala de audiencia del Tribunal Superior de Manhattan, donde se celebra el juicio.
A lo largo de las dos primeras semanas han desfilado por el estrado varios testigos que han dejado en evidencia los tejemanejes para tratar de ocultar las noticias potencialmente negativas para la campaña presidencial del magnate inmobiliario neoyorquino, que aspira a ganar las presidenciales de noviembre próximo.
Pero quizá uno de los más dañinos para Trump fue el testimonio de su exasesora cercana Hope Hicks, que el viernes explicó cómo tuvo que gestionar la “crisis” cuando salió a la luz una grabación en la que el magnate presumía de que alguien famoso como él podía permitirse cualquier cosa para conquistar a las mujeres, tocarles los genitales sin que se inmutaran.