La “carrera contra el tiempo” continuaba el martes en el suroeste de Japón para encontrar supervivientes de las devastadoras inundaciones y deslizamientos de tierra que dejaron al menos 52 muertos y el primer ministro Shinzo Abe dobló los efectivos militares que participan en los rescates.
A partir de ahora, más de 80 mil policías, bomberos, guardacostas y militares están involucradas en estas tareas, que se realizan bajo la amenaza de nuevas lluvias torrenciales, en grandes áreas de la isla de Kyushu, en el suroeste de archipiélago, según la Agencia Meteorológica Japonesa.
Según Yoshihide Suga, portavoz del gobierno, las lluvias van a continuar al menos dos días.
“Es una carrera contra el tiempo”, dijo Yutaro Hamasaki, un funcionario regional entrevistado por AFP el martes. “Necesitamos acelerar el ritmo porque el tiempo se acaba. No nos rendiremos”, apuntó.
Oficialmente hay una docena de personas desaparecidas y se teme que el número de víctimas aumente en las próximas horas.
Los ríos desbordados han barrido puentes y transformado caminos en lagos, obligando a los rescatistas a viajar en canoa o helicóptero.
“No pude dormir debido al intenso sonido de la lluvia. He vivido aquí por más de 50 años, pero nunca he visto una lluvia tan fuerte”, dijo Nobuko Murakami, un vecino de 78 años cuya casa fue destruida por deslizamientos de tierra.
Kentaro Oishi, quien generalmente ofrece viajes en balsa a los turistas en Hitoyoshi, un pequeño pueblo famoso por sus aguas termales, dijo a AFP que había sido llamado para ayudar a los residentes bloqueados por el agua.
“He estado haciendo rafting durante 20 años, pero nunca imaginé” navegar por las calles de la ciudad”, apuntó. “Ha sido aterrador ver cómo el nivel del agua subía tan rápido”, dijo.
Catorce de las víctimas mortales confirmadas eran residentes de una casa donde se prestaba cuidados especiales a personas con discapacidad, que no pudieron ser evacuadas cuando el agua inundó el edificio.
“Toda la planta baja se inundó, no pudimos acceder a ella. Nunca había visto algo así”, declaró un rescatista a la red de televisión pública NHK.
Las operaciones de evacuación se complicaron aún más por los temores relacionados con la pandemia de coronavirus.
La necesidad de mantener una distancia física ha reducido en gran medida la capacidad de recepción de los centros de alojamiento de emergencia.
Hasta el momento, Japón ha registrado menos de mil decesos en la pandemia y unos 20 mil casos de contaminación.
En la ciudad de Yatsushiro las autoridades convirtieron un gimnasio en un refugio, donde las familias fueron separadas por tabiques de cartón para evitar la propagación del virus, dijo un fotógrafo de la AFP.
Pero según reportes de medios locales, algunos residentes prefirieron dormir en sus automóviles, por temor a ser infectados en un refugio.
Para la vida económica local, que ya sufrió el colapso del turismo debido a la pandemia, este desastre natural llega en el peor momento.
“Este magnífico lugar fue puesto patas arriba de la noche a la mañana”, dijo a la AFP Yuji Hashimoto, jefe de la oficina de turismo en Yatsushiro.
“El daño supera el entendimiento humano, cayó sobre nosotros de una manera completamente inesperada. Es una doble pena, porque nuestra ciudad ya sufría el impacto del coronavirus“, lamentó.
La temporada de lluvias está en pleno apogeo en el archipiélago japonés, un período de alto riesgo en términos de inundaciones y deslizamientos de tierra.