Un coleccionista de València encargó por unos 1.200 euros a un restaurador de muebles y otras piezas como espejos la limpieza de una copia de una de las famosas Inmaculadas de Murillo. Tras el trabajo realizado el dueño se llevó la sorpresa donde la pieza de la copia de la obra y el rostro estaba completamente desfigurado.
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Esta no es la primera vez que una pintura y obra de arte resultan una fallida restauración, pues en Ecce Homo de Borja a cargo de Cecilia Giménez dio la vuelta al mundo tras el mal trabajo realizado.
La vicepresidenta de Relaciones Internas y coordinadora de la Asociación Profesional de Conservadores Restauradores de España (ACRE), María Borja, explica que aberraciones como esta son “desgraciadamente mucho más frecuentes de lo que se piensa”. “Solo conocemos los casos que la sociedad denuncia a través de prensa o redes sociales, pero hay multitud de situaciones donde las obras son intervenidas por personas que no tienen formación. Las obras sufren este tipo de intervenciones no-profesionales, pudiendo, provocar un cambio irreversible”, asevera.