Afortunadamente, no hay ningún fallecido. Sin embargo, las autoridades y medios internacionales reportan que hay más de 700 heridos por los estragos del sismo nocturno.
A pesar de lo que podría considerarse una baja magnitud, todos los factores se combinaron para hacer más peligroso el terremoto. El epicentro fue exactamente en la ciudad de Sarpol-e Zahab, una de las principales poblaciones de la provincia de Kermanshah y tuvo una profundidad menor a los 10 kilómetros. Entre más cerca de la superficie, más daños puede causar.
Afortunadamente, no hay reporte alguno de grandes daños.
“Tenemos 729 heridos, 700 ya fueron tratados y dados de alta. Cerca de 18 están hospitalizados”, decía el gobernador de la provincia en unas declaraciones retomadas por la BBC.
El sismo estuvo suficientemente rudo que se sintió hasta la capital de Irán. Sin embargo, un oficial de la Media Luna Roja —la Cruz Roja allá— le confirmaba a la AFP que la mayoría de los heridos salieron lesionados tras una estampida de gente huyendo de las construcciones.
Lo que complica la situación es que esta provincia apenas estaba en reconstrucción. En noviembre del 2017, en esta misma localidad se vivió un terremoto que se llevó la vida de cerca de 630 personas y más de 8 mil heridos. Irán se encuentra en una zona que corre bastantes riesgos por las placas tectónicas que se juntan en su territorio. En 2003, un sismo de 6.6 —similar al de hoy— cobró la vida de 26 mil personas.
La provincia de Kermanshah, al oeste de Irán, vivió un terremoto de 6.3 de magnitud.
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