NOMBRE: Antón Costas Comesaña
ESTADO CIVIL: Casado
EDAD: 68 años
FAMILIA: Tres hijas y un nieto
SU PROYECTO: Escribir un ensayo "Contra la desigualdad". Acaba de publicar 'El final del desconcierto'
SU LIBRO PREFERIDO: 'Don Quijote de la Mancha'
SE DEFINE: Buscador de ideas con capacidad para mejorar las cosas
Claridad, elegancia, clarividencia, mesura, todos los adjetivos que me vienen a la mente suenan parecidos cuando trato de definir a Antón Costas. Ingeniero industrial, doctor en Economía, presidió el último ciclo trianual del Círculo de Economía, fue vicerrector de la UIMP junto a su maestro Ernest Lluch, mismo cargo que ocupó en la UB, donde continúa ejerciendo su cátedra de Política Económica, además de ser consejero de varias empresas del Ibex. Desde el conocimiento riguroso, Costas Comesaña (Vigo, 1949) destripa la realidad de Cataluña en su relación con España. Acaba de publicar El final del desconcierto (Península), donde disecciona el declive del contrato social en Occidente y, más concretamente en España, el ocaso de la socialdemocracia. No se me ocurre mejor ni más ecuánime oráculo a quien plantear la maraña de dudas sobre la realidad y el futuro catalán en medio de tan espesa niebla.
¿Por qué asevera que este nuevo independentismo radical es consecuencia directa de la crisis?
Porque la aparición de la ANC, determinante en los últimos cinco años, coincide con el surgir del populismo que en el sur de Europa está vinculado a la política de la austeridad; aparecen las izquierdas alternativas. En el 15-M de 2011 en la plaza de Cataluña no había banderas independentistas, los indignados clamaban contra las élites y exigían mayor democracia, y ese malestar lo recoge la ANC contra el Estado. Un año después, cuando esta indignación se articula en Podemos y demás partidos, celebra su asamblea constituyente, y seis meses después, el 11-S, pone a un millón de personas en la calle y demuestra su capacidad de liderar y organizar el malestar popular en torno al independentismo, una utopía disponible. A partir de ahí, los partidos tradicionales catalanes inician su ósmosis con la ANC.
¿Cómo operan la ANC y Òmnium?
En Cataluña existe un muy fuerte asociacionismo de base, y la ANC es capaz de autofinanciarse a base de cuotas y logística. Òmnium es la trinchera del catalanismo cultural con raíces en el XIX y está financiado por la burguesía, por la familia Carulla de Gallina Blanca, Colomer y otras, que ponen mucho dinero y esfuerzo. Es sólo a partir de 2012 cuando toma un giro político siguiendo a la ANC, que es la herencia de la Asamblea de Cataluña que en los 70 saca a la gente a la calle al grito de «Llibertat, amnistia i Estatut d'Autonomia»; es decir, revolucionarios en paro.
¿En qué se basa para afirmar que Cataluña, el territorio europeo con mayor autonomía dentro de un Estado, necesita más autogobierno?
No, lo son Navarra y País Vasco, donde el Estado no recauda ningún impuesto. No hay ningún país federal en el mundo donde esto suceda, y no lo cuestiono como modelo, sino en cuanto a resultados: no entiendo que no aporten nada a los fondos de reequilibrio territorial. Es un elemento de agravio. Hay que restaurar el contrato político de la Transición y escribir el manual de funcionamiento del Estado de las autonomías, teniendo en cuenta que el apetito por el autogobierno no es igual en todos los territorios; permitiendo más flexibilidad para responder a estas diferentes preferencias y de modo que quede garantizada la igualdad de todos los españoles en el acceso a los servicios públicos. La comisión de expertos creada para el estudio de la financiación autonómica señala que las diferencias territoriales en el gasto per cápita no responden a ningún criterio racional, sino que son consecuencia del proceso de transferencias desde los 80, y que esto debe ser homogeneizado.
¿Considera que el silencio de los empresarios en torno al independentismo es un ejercicio de irresponsabilidad y cobardía?
Lo que es irresponsable es hacer esa acusación, infundada. El Círculo de Economía y gran parte de sus empresarios, como Lara o Bonet, venimos advirtiendo de ello, incluso por escrito, desde la presidencia de Mas en 2011. Aunque el lenguaje de los financieros sea más sutil que el de los manufactureros, Sabadell pudo trasladar su sede de un día para otro porque hacía dos años había modificado sus estatutos, y Josep Oliu, su presidente y vicepresidente del Círculo, lo dijo claramente. El problema fue que no se nos escuchó, porque el populismo es inmune a la refutación de la realidad, tiene un problema de disonancia cognitiva.
Como entrevistadora, ningún financiero ni empresario me ha respondido a la pregunta, salvo Bonet.
Es que es lógico, la función de un empresario no es salvar a la sociedad ni al sistema político. Yo la pregunta la haría de otra forma: ¿por qué la política nacional no ha sido capaz de responder desde 2010 a la demanda de cambio de un 75-80% de la sociedad catalana? Y me refiero, claro, a la reforma del Estatut y la consecuente sentencia, que abre una herida. La inacción del Gobierno central da alas a la demanda independentista extrema.
¿Cree que se ha recuperado la seguridad jurídica y constitucional para que las empresas vuelvan?
Hay que diferenciar entre riesgo, que son situaciones conocidas frente a las que el empresario contrata un seguro, e incertidumbre, que no permite identificar lo que puede ocurrir y por tanto no puedes cubrir el riesgo con un seguro. Es como una niebla densa en la carretera: o te paras y esperas, o te desvías. La niebla aquí fue la aprobación de las leyes rupturistas en el Parlament. Así que dos bancos dan el primer paso y causan un efecto manada, porque el directivo prefiere equivocarse en masa que arriesgarse a acertar de forma individual, que es lo que ha hecho Freixenet.
¿Cuánto suponen las 2.000 empresas que se han ido?
El PIB no se ha ido ni se irá de Cataluña aunque se trasladen las sedes sociales, porque no se trasladará la producción, y en el peor de los casos Cataluña seguirá siendo la gran fábrica de España. Y habría que ver dónde quedan las sedes fiscales para saber dónde pagarán sus impuestos. Es un debate de guerrillero, de guerrillas que levantan mucho humo pero no mueven tanques.
¿Evitar la quiebra pasaría por celebrar un referéndum vinculante en Cataluña, mientras España vota la reforma de la Constitución?
Ha de votarse un nuevo texto que dé salida al bloqueo y redefina las relaciones entre Cataluña y España. A eso se le llama referéndum, la palabra que figura en la Constitución a la hora de votar un Estatuto.
¿El futuro del mundo es socialdemócrata?
A la socialdemocracia se la castigó por arrogancia, y yo sí creo que puede resurgir. O se civiliza el capitalismo o vamos a la barbarie. Pero, si me lo permite, le falta hacerme una pregunta.
Adelante, gallego.
¿Le sienta bien el poder político a Cataluña? Pues la sorpresa es que no: que le ha ido mejor a su progreso económico y social en aquellas fases de la Historia en las que se han dedicado a crear riqueza en lugar de hacer política. Por motivos que desconozco, funciona mejor cuando en cierto modo lo delega en el Estado.
¿Está usted ironizando?
Hay cierta ironía, sí, pero cuando Cataluña ha adquirido mayor poder político se ha dado una deriva hacia el maximalismo, que es la república independiente, que parafraseando a Keynes es una «reliquia bárbara».