Aún muerto, Luis Miguel Barbosa le sigue haciendo daño a Puebla.
El psociópata que llegó al gobierno de Puebla por un accidente, dejó un legado de corrupción y traición jamás visto en la historia de Puebla.
Formó una nueva clase política: la cleptocracia, que es el grupo en el poder enfermo por dinero público.
Ningún exgobernador había dejado una cloaca de tal magnitud que después de su muerte sigue dañando a Puebla.
Miguel Barbosa es responsable de la clase política corrupta que ha saqueado a la entidad poblana durante los últimos años.
Primero fue el quebranto del Banco Patito Accendo.
Después la peligrosa inversión en Fondika, en donde la ex titular de Finanzas Teresa Castro Corro, desvío 6 mil 800 millones de pesos que fueron jineteados a una tasa de interés de 4.5 % por parte de su amante, el dueño de la mencionada “empresa”.
Y ahora, el desfalco cometido por el Ayuntamiento de Puebla, a cargo del conserje Adán Domínguez.
El psociópata Barbosa fue responsable de que Eduardo Rivera ganara la presidencia municipal de Puebla en el 2021.
Ciego de ira, ordenó al fracasado politillo de quinta Julio Huerta, que desde Gobernación, se apoyara con estructura para que Rivera le ganara a la patética Claudia Rivera Vivanco, la segunda alcaldesa con los peores resultados como munícipe, solo superada por Adán, “El Conserje Municipal”.
Tanta fue la intromisión del perverso Barbosa, que se despilfarraron miles de millones de pesos para hacer perder a Morena en el 2021 y dar nacimiento al grupo que ha saqueado a Puebla.
Hoy, los poblanos pagamos con la ineficiencia del verdadero proyecto político del exgobernador ciego, que hizo a todos los poblanos víctimas de sus enfermedades, porque por estar enfermo, tomó decisiones erróneas como impulsar a políticos corrruptos igual que él.
No sé si en Morena le tienen respeto o lástima, pero quien se apiada de él se convierte en cómplice de su corrupción y locuras que cometió en perjuicio de millones de poblanos.