Hablar de la trayectoria política de Muñoz Ledo es hablar de la historia política del México moderno. Nacido en 1933 en la Ciudad de México, desde muy joven se vio atraído por actividad política y las figuras emanadas del recién formado PNR posteriormente PRI, figuras y hechos como la del general Cárdenas y la expropiación petrolera en 1938. Lo que inevitablemente lo orilló a unirse a las filas de aquel partido e incluso a ser presidente de los Estudiantes de Derecho de su casa de estudios, la UNAM, puesto que técnicamente sería el primero de sus muchos cargos políticos.
Por muchos años (y como era natural) Muñoz Ledo militó en las filas del partido oficial, siendo un eficiente y leal funcionario al régimen presidencial, lo que lo llevó a ser desde ser el secretario del Trabajo y Previsión Social y de Educación durante los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo respectivamente (siendo el coordinador de campaña de este último), hasta la misma presidencia de dos partidos políticos completamente contrarios, la del PRI en 1975 (siendo precedido por el mismísimo Jesús Reyes Heroles) a 1976 y la del PRD de 1993 a 1996. También fue Senador de 1988 a 1994 e incluso Diputado de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México en 2017 cuando esta se convirtió en un nuevo Estado de la República.
Sin embargo, como soldado del sistema este hombre penetró hasta lo más hondo del mismo. Algunos incluso han llegado a admirar su capacidad de supervivencia y de adaptabilidad a los cambios políticos del País. Una des sus principales contribuciones al entendimiento del desarrollo de la política en México se encuentran el libro de Wilkie, James W. y Edna Mozón de Wilkie Historia oral: 1933-1988, mismo que se comenzó a escribir en 1987. En él, Porfirio Muñoz Ledo plasma sus memorias políticas por medio de las entrevistas que dichos autores le realizaron, donde relata diversidad de hechos relevantes para el México moderno, desde sus experiencias en la presidencia del PRI, sus experiencias durante el desvío del rumbo económico durante el sexenio de José López Portillo y hasta sus sospechas y afirmaciones de hechos descarnados como la masacre de Tlatelolco en 1968 y el asesinato de Luis Donaldo Colosio.
Otro aspecto que sin duda es digno de destacar de este personaje es su innegable e combativo activismo dentro de la izquierda mexicana. Hecho que evidenció desde el sexenio de Miguel de la Madrid, siendo que como cualquier político destacado aspiró a la presidencia de la República, durante la entrada del neoliberalismo en México fue que figuras como la de él y la de Heberto Castillo empezaron a resurgir y retomaron la bandera de la democracia para formar junto a Cuauhtémoc Cárdenas el Frente Nacional por la Democracia (FND). La razón además de ver frustradas sus aspiraciones junto con la de otras personalidades y garantizar su supervivencia en el sistema, fue además su buen ojo para identificar lo que después llamó las “rupturas históricas” concepto al que se refiere a momentos trascendentales en la historia de México en los que se producen cambios significativos en la estructura política, social, económica y cultural del país. Estas rupturas históricas representan momentos de transformación profunda que marcan un quiebre con el pasado y abren la posibilidad de construir una nueva realidad. La situación llegó a tal punto que estas rupturas se evidenciaron en la toma de posesión del presidente Salinas alzó la voz para increparlo por el fraude electoral junto con otras figuras de la izquierda y abandonó el recinto, marcando un sacrilegio para los viejos rituales del antiguo régimen.
Ya sea en la arena política nacional o en escenarios globales como embajador de México en diversas naciones o formar incluso parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como parte de la delegación mexicana (1979 y 1985), Muñoz Ledo se ha caracterizado también por su promoción de la democracia y los derechos humanos. Lo realmente relevante en él fue su participación en momentos clave de la historia mexicana, política y diplomática. Tratándose de un político profesional que empezó en las filas del PRI pasó por el PRD, apoyó a la candidatura de FOX por el PAN en el 2000 (contra quien contendió en 1991 por la gubernatura de Guanajuato, por cierto) y terminó en Morena, apoyando a su amigo López Obrador, con quien desarrolló una estrecha amistad desde su desafuero en 2005. Lamentablemente, al igual que con el primer presidente de la alternancia, en los últimos tramos de su gobierno sufrió diversos distanciamientos debido a su forma de conducir los destinos del país y del partido en el poder.
México ha perdido un referente de como ser oposición en la arena política nacional, ya sea como simple político o como incansable escritor, Porfirio Muñoz Ledo es uno de los tótems de la izquierda mexicana que desde luego hizo grandes aportes a la vida pública nacional, en especial en cuanto a su democratización.
