Algo que debe conocer el gobernador Miguel Barbosa es que el 90 por ciento de las estructuras de espectaculares y pantallas carecen de permisos.

La mafia que se ha apoderado de zonas públicas y privadas para instalar estructuras para espectaculares y pantallas es encabezada por Sergio Riquelme (129 estructuras) y los nefastos hermanos Pedro y Miguel Gómez Castillo (30 estructuras).

Le siguen los hermanos Ambrogi con 67 estructuras (49 permiso estatal y 18 sin permiso) y es obvio que fueron favorecidos por Rafael Moreno Valle y el santurrón Luis Banck Serrato. Qué caro nos costó el Consejo de Seguridad Ciudadana.

También se encuentra Vicente Aguirre con 55 estructuras (todas sin permisos).

Un caso especial es el de Eduardo Unanue, amigo del corrupto José Juan Espinosa. Eduardo tiene 34 estructuras (17 con permiso y 14 sin permiso) y es cuñado de otro amante del dinero público: Arturo Hernández Davy, quien presume invitó que saqueó parte de los mil 150 millones de pesos que tenía como presupuesto el DIF en el 2019.

Todos tienen un común denominador: no tienen llenadera cuando se trata de obtener permisos para sus lucrativos intereses.

El gobernador Miguel Barbosa sabe de la voracidad de estos mercenarios sujetos, y conoce su desmedida ambición. Por eso la propuesta enviada al Congreso para controlar su enfermedad por el dinero en épocas electorales.

El mandatario poblano se adelantó para impedir que estos mercenarios le jueguen las contras con candidatos que impulsarán para llegar al poder y cobrarles muy caro el favor.

Los hermanos Gómez Castillo se preparaban para impulsar candidatos contrarios a la 4T tras haber sido echados del gobierno por corruptos y desleales.

Se trata pues de amarrarles las manos a ellos y a quienes quieren publicitarse violando la ley electoral.

Más abajo aparece anuncios Chedraui, de Eduardo Torres Chedraui, con 21 estructuras y hasta Germán Sierra Sánchez, hijo del político soberbio y perdedor del mismo nombre.

Todos tienen cola que les pisen.