Cuando la dirigente nacional de Morena Yeidckol Polevnsky dice que es una bajeza utilizar como bandera política la muerte de los corruptos ex gobernadores Rafael y Martha Erika, es porque el PAN hará todo lo posible por ensuciar nuevamente la elección.
De ese tamaño es el nivel político del lidercillo del PAN, Marko Cortés, una copia muy barata de su mentor Ricardo Anaya.
Lo cierto es que el tal Marko Cortés fue de los muchos que festejaron la tragedia de los Moreno Valle.
Sí: la tragedia del 24 de diciembre pasado, le dejó el camino libre para imponer un nuevo coordinador del PAN en el Senado y un títere, perdón, candidato a la gubernatura de Puebla.
También le permitió apoderarse del PAN Poblano y perseguir a quienes no considera sus aliados.
Era al que le tocaba exigir en su momento y agachó la cara, cerró la boca, y lucró con las cenizas del morenovallismo.
Hoy alza la voz muy tarde y grita muy despacio, para ocultar la alegría que le causó la tragedia.
Si sintiera lo contrario, hubiera sido generoso con los morenovallistas ¿o no?
