Habrá quienes critican la consulta ciudadana del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) que impulsa el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
Por supuesto que esta magna obra tiene una enorme dosis de intereses.
Los corruptos peñistas ya se apropiaron de las concesiones y ejecución de la obra. Se agandallaron los negocios pues.
Y pretenden obligar a AMLO que culmine la obra para lucrar a como dé lugar con el NAIM.
En un acto de poder y a semanas de asumir el cargo, López Obrador ya tiene información real de esa corrupta obra, por eso la quiere cancelar, toda vez que literalmente los corruptos peñistas se repartieron el botín sin terminarlo.
Los peñistas no se conforman con los negocios que se apropiaron con las reformas energéticas. No.
Quisieron sorprender al gobierno de AMLO y podría salirles muy caro si el futuro mandatario les aplica la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos, solo así, este grupo de bandidos desistirán seguir la construcción de su negocio con dinero público.
Me parecía imposible la cancelación del NAIM y hasta inoportuno, pero de imaginarme el robo sexenal de peñistas y pseudo empresarios, me sumo desde este espacio a la intención de López Obrador.