De las propuestas realizadas por los candidatos a la Presidencia de la República, en pleno inicio de las campañas, me quedo con lo propuesto con la candidata independiente Margarita Zavala.
Ella prometió enfrentar al crimen organizado y no darle tregua como lo propuso Andres Manuel López Obrador.
Y también hacer uso de los militares y marinos porque según ella, protegerá con valor a las familias.
El mensaje que envió AMLO es populista: no va a vivir en Los Pinos y convertirá ese emblemático lugar en un centro para la cultura; es decir, en el búnker de su mujer que se ha disfrazado en los últimos años como una persona dedicada a la cultura.
Y de la supuesta austeridad que pregona, me parece que es simplemente mero discurso.
Por su parte, Ricardo Anaya inició presentando a sus mil mapaches cibernéticos que se encargarán de generar una percepción sobre su trabajo y persona, a la vez que intentarán sepultar su fama de corrupto.
Y de Meade, hay día de sus propuestas que de plano me causan risa: que en México ya no nacerán niños en extrema pobreza y que cada mexicano tendrá un apoyo para alcanzar sus metas.
Meade no solo es un futuro perdedor, sino hasta cínico, porque ha tenido tiempo para demostrar que ayuda a los mexicanos y nos ha hundido en extrema pobreza.