El señalamiento que mencionó el gobernador de Puebla Alejandro Armenta en contra del PAN, debe tomarse como una alerta nacional para evitar la aparición del Fascismo, considerado un régimen de gobierno basado en el sometimiento de la sociedad a través del terror.
El Fascismo se ha incrustado eternamente en el PAN como una enfermedad moral que daña las estructuras sociales por la violencia que acostumbra ejercer.
Para el fascismo, no importa el grado de violencia que se ejerza sobre un individuo para someterlo y obligarlo a ser parte de
un régimen de control de ideologías.
Sus miembros desean establecer su dictadura absoluta y única con el control de la conciencia de los ciudadanos.
En la pasada marcha nacional convocada por los llamados Generación Z, fue evidente el grado de violencia que ejercieron simpatizantes de gobiernos panistas que intentaron llevar a la muerte a más de una persona, con tal de sustentar esa patología histórica que significa el poder.
Concretamente empleados del gobierno de San Andrés Cholula que dirige Lupe Cuautle, agredieron a personas al grado de intentar privarlos de su vida.
Sus propios intelectuales lo anunciaron y dijeron que las huestes se activarían con violencia.
No son nuevos los intelectuales en las filas del fascismo: destacaron en su momento Pellizzi, Bottai, Rico y el mismo Gentile entre otros. Todos ellos sirvieron al régimen del terror protagonizado
por Hitler en Alemania y Mussolini en Italia.
Ante la pérdida del poder, los panistas y simpatizantes de la violencia se agrupan para generar odio, caos y una división entre mexicanas y mexicanos que rechazan.
Cuando el mandatario poblano habla de los panistas de corte fascista, no es un señalamiento ligero debe tomarse como una advertencia porque representa un movimiento de violencia y terror.