Aurelia Navarro Niño
El Partido Acción Nacional (PAN) en Puebla va en picada, ante su mayor quiebre político en la última década, un escenario que —de mantenerse— podría comprometer seriamente sus posibilidades de competir por el Ayuntamiento de Puebla en la elección de 2027 para una derrota anticipada.
La Asamblea Municipal realizada este domingo, repetida por segunda ocasión por orden judicial, dejó al descubierto la confrontación abierta entre las dos fórmulas en disputa por encabezar la dirigencia del PAN en el municipio de Puebla: la de Gaby Ruiz y la de Lupita Leal.
Mientras la dupla integrada por Ruiz y Manolo Herrera intentó enviar un mensaje de reconciliación al afirmar que su proyecto buscará construir unidad rumbo al próximo proceso electoral, Lupita Leal utilizó la tribuna para denunciar que el PAN en Puebla opera bajo el control de un solo grupo que, dijo, privilegia intereses personales por encima de la vida interna del partido.
Esto, en clara alusión a la dirigencia estatal encabezada por el presidente del Comité Estatal, Mario Riestra Piña, y la secretaria general del mismo, Genoveva Huerta Villegas.
La panista lanzó sus críticas directamente ante el dirigente estatal, Mario Riestra Piña, a quien acusó de haber conducido el proceso a favor de “sus amigos, sus cuotas y cuates”.
Recordó que fue el propio Tribunal Electoral del Estado de Puebla (TEEP) el que evidenció las fallas del Comité Directivo Estatal al ordenar la reposición de la elección interna por irregularidades en su organización, donde se buscó favorecer a Manolo Herrera cuando era una mujer la que tenía que llegar a la dirigencia del municipio de Puebla.
“Los Tribunales tuvieron que venir a corregirle la plana al Comité Directivo Estatal del PAN, lo digo con toda claridad”, expresó Leal, subrayando que la operación del proceso responde a prácticas amañadas que solo profundizan la crisis del panismo capitalino.
En contraste, la fórmula de Ruiz buscó mantener la narrativa de conciliación y una ruta de “unidad” para intentar llegar fortalecidos al 2027, aunque los señalamientos de su contrincante reflejaron la distancia real entre ambas visiones y el grado de desgaste interno que el PAN intenta esconder usando un doble discurso.
El choque exhibido en la Asamblea Municipal no solo revela una disputa por la dirigencia municipal de Puebla, sino una lucha más profunda por el control político del PAN en Puebla.
Con un partido dividido, cuestionado por su militancia y con sus liderazgos confrontados, el blanquiazul enfrenta un desafío mayor: evitar que su crisis interna lo deje fuera de competencia en la próxima elección por la capital del estado.

