El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene mala fama de no tratar bien a los pacientes, incluso a los discapacitados, por lo cual la doctora Verónica Miriam López Roldán, titular de la División de Unidades de Rehabilitación, de la Coordinación de Atención Integral en Segundo Nivel, destacó que entre las principales acciones está fomentar la vinculación de las distintas dependencias del instituto, para identificar las necesidades de personas con discapacidad y actuar en consecuencia.
En el caso de la accesibilidad física a sus instalaciones en todo el país, dijo, el Seguro Social actualizó los criterios arquitectónicos con apego a normas oficiales, para que sus nuevos edificios cuenten por ejemplo, con guías táctiles para personas ciegas; amplitud y apertura de puertas, así como características específicas en las rampas, con la finalidad de cumplir con los criterios que faciliten el acceso.
Aunque el IMSS tiene establecimientos que fueron creados cuando la accesibilidad no era un tema, se trabaja para modificar esas estructuras y hacer los ajustes razonables, apuntó.
La doctora López Roldán señaló que el trabajo institucional también incluye la accesibilidad actitudinal, esto es, la concientización del personal sobre los derechos de las personas con discapacidad.
Señaló que aceptar que la población tiene funcionalidad diversa y con dificultades para moverse, ver, oír o comprender, requiere acciones de apoyo para que puedan desplazarse, seguir instrucciones, incluso, la prescripción de un médico.
Destacó que en este momento existen programas para adecuar las señales de alarma para personas con dificultad auditiva o visual, en situaciones de emergencia o desastre.
La doctora López Roldán, especialista en medicina del trabajo y en medicina física y rehabilitación, subrayó que el Comité para el Programa Institucional sobre los Derechos de Personas con Discapacidad del IMSS tiene representación en las 35 delegaciones del organismo.
Detalló que sus líneas de acción se reflejan en todo el país, a través de la difusión de materiales, conceptos, concientización de personal específico; y capacitación, por ejemplo, en lengua de señas mexicana para Técnicas y Técnicos en Atención y Orientación al Derechohabiente (TAOD), entre otras actividades.