En nuestro país, nuestra ley contempla los 3 poderes de la unión: El ejecutivo, el Legislativo y el Judicial; el primero liderado por el Presidente de la República, el segundo por la Cámara de Diputados y Senadores y el tercero por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Ante dicho panorama, la separación de poderes es una idea obsoleta, burguesa, que se opone a la “soberanía popular” viene siendo practicada desde hace tiempo por el gobierno venezolano, el nicaragüense y el boliviano entre otros.
Sin el contrapeso de un poder judicial autónomo, el sistema político mexicano vería afectada su autonomía y separación de poderes, misma que establece la Constitución de 1917.
Es por ello que la suspensión temporal de la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos ordenada por el ministro de la SCJN, Alberto Pérez Dayán, debe ser un sano recordatorio de lo riesgoso que resulta para el propio proyecto del actual mandatario gobernar sin contrapesos, sin que se acepten los argumentos del sustancial número de mexicanos que no votaron por él, repitiendo las prácticas de las mayorías absolutas que tanto repudiamos quienes votaron a favor y en contra de su candidatura.
Si bien, el Presidente López Obrador ha reiterado que hay corrupción en las altas esferas del poder judicial y pretenden combatirla, el mandatario no ha entendido que la mejor forma de gobernar es dialogar y conciliar con la Suprema Corte de justicia de la Nación.
El Presidente tiene prisa por hacer historia. Le incomoda el Poder Judicial. Por ello, no fue un olvido, sino un mensaje directo el no mencionar la presencia del presidente y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN, en la toma de posesión del pasado 1ro de diciembre. Mandar una terna con dos abogadas militantes de Morena y un magistrado que ha sido su incondicional, una falta de respeto y la demostración de la intención por minar la autonomía de la Corte. A nadie le conviene, y menos al Presidente, cuestionar uno de los pocos logros de la transición democrática de México: una Suprema Corte, más autónoma y confiable.
¿Por primera vez veremos una guerra de poderes en el Gobierno de la República?