Cientos de personas viven pendientes de la alarma sísmica, enfundados en el miedo y en estado de alerta ante cualquier movimiento que se asemeje a un sismo.
Muchos de los inmuebles afectados han sido declarados como seguros, pero la desconfianza reina ante los ciudadanos.
La falta de información y el cierre de las plantas afectadas ha desatado todo tipo de rumores entre los empleados.
Mientras algunos aseguran que "la próxima vez que tiemble solo tendrán 15 segundos para evacuar", otros sostienen que protección civil estudia clausurarlo, incluso los hay que defienden que los albañiles solo tratan de tapar apresuradamente los daños.
Empleados entre los que se ha expandido el miedo ante el derrumbe de cerca de 40 construcciones en la Ciudad de México, reviven los viejos recuerdos del devastador terremoto de 1985 y ante cualquier sonido parecido a una alarma se desata el pánico.
Este lunes estos trabajadores tendrán que volver a convivir durante al menos ocho horas con las marcas del terror que dejó el sismo.
Con información de: EL PAÍS