Jamás en la historia de Puebla se había vivido una feria como la que acaba de concluir.
Tuvo que ser bajo un gobierno humanista como el que dirige Alejandro Armenta, para que la feria trajera beneficios muy importantes para los poblanos: no se permitieron los abusos y la economía se quedó en las manos de comerciantes poblanos.
El gobernador Armenta estuvo muy atento de este gran evento que trajo a las familias poblanas diversión, entretenimiento, cultura y eventos internacionales al alcance del pueblo.
El tejido social lo ha rescatado el mandatario poblano en todo momento al grado de impulsar nuestras tradiciones y costumbres.
Personalmente, como nunca antes, Armenta acudió a cada uno de los locales para promoverlos y generarles ganancias. De eso se trata la bioética social ligada a la economía circular que impulsa el mandatario poblano de la mano de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Armenta sabe perfectamente que su prioridad es primero el pueblo, por eso le salió perfecta esta fiesta nacional.
El mandatario es administrador público y político, lo que le permite entender las grandes necesidades de sus gobernados, los cuales esperan mucho de él.
En materia de diversión, la Feria de Puebla rebasó las expectativas con eventos de talla internacional y precios justos para los consumidores; se evitaron los abusos y la gente recorrió con tranquilidad y en paz cada uno de los stands.
El no haber permitido los “viene viene”, ahuyentó a la delincuencia disfrazada de ellos.
Los poblanos súper agradecidos con el mandatario, quien está acostumbrado a los retos y siempre los ha superado con gran habilidad.
PD. Pasaron largos meses para que este columnista regresara a escribir.
Estoy en el proceso de titulación de la Maestría en Ciencias Políticas nivel presencial que recientemente cursé en la BUAP.
Compromisos laborales, empresariales, políticos y académicos, me impedían escribir seguido.
Estoy de regreso con la responsabilidad de siempre: ayudar a los más desprotegidos.