La migración de connacionales hacia Estados Unidos tiene una larga historia en la vida socioeconómica de México. En los últimos años, el gobierno estadounidense ha incrementado su discurso negativo y ha ejecutado acciones que amenazan la permanencia de personas con varias décadas de vida y trabajo en ese país. “Como institución pública, en la BUAP estamos conscientes de nuestro compromiso ante la posibilidad del retorno forzado”, expresó el vicerrector de Investigación y Estudios de Posgrado, Ygnacio Martínez Laguna, al inaugurar el conversatorio del curso-taller “Migración de retorno: Lengua, identidad y acceso a la educación”.
Al inicio de estos paneles organizados por el Centro de Educación Internacional de la BUAP, en colaboración con la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, y el Seminario Universitario sobre Estudios del Discurso Forense (SUERIF) de la UNAM, Martínez Laguna externó su preocupación por los jóvenes que migraron desde su niñez al país vecino, han crecido y están actualmente cursando estudios del nivel medio superior y superior, una población que consideró en especial riesgo.
“Se deben asegurar a los jóvenes la atención adecuada, académica y cultural, así como el acompañamiento que les permita desarrollar sus talentos y continuar sus estudios, para que se conviertan en ciudadanos productivos que apoyen la construcción de un futuro mejor”.
La coordinadora del Centro de Educación Internacional, Graciela Montes Miró, enlistó las acciones que la BUAP ha emprendido al respecto, como la revisión de los reglamentos para facilitar el ingreso de los jóvenes migrantes, reuniones con instancias de gobierno para ayudar a que comprueben de forma más sencilla su identidad como mexicanos, programas de reinserción y de apoyos para el examen de admisión, así como cursos de lengua y cultura de México, español como lengua de herencia y español académico y redacción para el nivel universitario.
Comentó que se considera la propuesta de implementar el próximo año 14 cursos como parte del programa International Summer Program, dirigido a estudiantes de ascendencia mexicana radicados en Estados Unidos, para ayudarlos a “explorar, reconocer y reconectarse con sus orígenes y con ello puedan decidir si retornan o no”.
De este sector, los más nombrados son los dreamers: jóvenes que cuentan con la protección de DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia). Sin embargo, agregó el vicerrector, son muchos más los niños y jóvenes en edad escolar que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
Por ello, continuó, “vemos con beneplácito la postura de 500 presidentes y rectores de universidades e instituciones de educación superior de Estados Unidos, incluyendo las más prestigiadas, quienes han firmado comunicados para instar al gobierno de Estados Unidos a continuar y ampliar programas como DACA, e indicar no solo el imperativo moral de apoyar a los dreamers, sino también los beneficios de contar con jóvenes talentosos y valiosos para el desarrollo de su sociedad.
En ese sentido propuso que las universidades mexicanas conjunten fortalezas con las de otros sectores para hacer frente a las posibles eventualidades: “Con nuestros sueños y esfuerzos podemos contribuir al desarrollo de una sociedad más justa, con oportunidades para todos”, concluyó.
En el primer panel participaron Ricardo Herrera, del Instituto Poblano de Asistencia al Migrante, Jessica González, del Programa Binacional de Educación Migrante de la SEP, Arturo Villaseñor, de la asociación civil Iniciativa Ciudadana, y vía online Angelo Cabrera, de MASA-NY, quienes compartieron estrategias de atención a estudiantes transnacionales.
En el segundo estuvieron representantes de la Universidad de las Américas, campus Puebla, el Colegio de Sonora y la BUAP, quienes destacaron los programas universitarios para la recepción e inclusión de estudiantes de migración de retorno.