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Orsi, un exprofesor de historia y exintendente local de 57 años, triunfó en la segunda vuelta de los comicios celebrados el domingo, en los que enfrentó a Álvaro Delgado, candidato del gobernante Partido Nacional de centroderecha.
Orsi ha insistido durante la campaña en que no planea un cambio político brusco en la nación tradicionalmente moderada de 3,5 millones de personas. Dijo que quiere marcar el comienzo de "una izquierda moderna" para abordar la falta de vivienda, la pobreza y la delincuencia, una preocupación clave de los votantes.
Las tasas de homicidios en Uruguay han aumentado drásticamente en los últimos años, impulsadas por el cambio en las rutas de contrabando de cocaína. La tasa de pobreza es una de las más bajas de la región y ha vuelto a los niveles previos al COVID este año, pero organizaciones no gubernamentales dicen que sigue afectando a los niños de manera desproporcionada.
"El destino y el futuro de este país tiene que cambiar", dijo Orsi a Reuters en una entrevista en Montevideo en octubre, y afirmó que el Frente Amplio era la fuerza para impulsar ese cambio al lograr un equilibrio diferente entre el bienestar social y el crecimiento económico.
Cuenta con el respaldo del expresidente José "Pepe" Mujica y de grupos moderados a quienes les gusta su tono favorable a las empresas. A diferencia de muchos otros países de la región, Uruguay rara vez ha tenido una política divisiva.
"Yo soy de izquierda, claro", dijo Orsi. "Pero en Uruguay la izquierda ha tenido muchas facetas", agregó.
Como intendente de Canelones, la segunda región más grande del país, facilitó la burocracia local para atraer a firmas internacionales como Google, con cierto éxito. Ha dicho que planea evitar aumentos de impuestos a pesar del creciente déficit y, en cambio, centrarse en estimular un crecimiento más rápido.
El Frente Amplio de Orsi obtuvo la mayoría en el Senado en octubre, lo que, según él, lo coloca en una mejor posición para liderar el gobierno.
ESTILO FOLCLÓRICO
Algunos votantes consultados por Reuters dijeron que les preocupa que Orsi fuera indeciso y "falto de ideas". A otros, sin embargo, les gustó que fuera moderado y "abierto al diálogo", mientras que algunos políticos que lo apoyan dijeron que representaba un "cambio generacional" en la izquierda.
"Ha hecho una experiencia práctica muy importante con el gobierno", dijo Mujica, ahora de 89 años, en una entrevista con Reuters a principios de este año, defendiendo a Orsi como un constructor de puentes políticos. "Tiene un buen talante para soportar diferencias (...) por eso y seguramente que va a construir equipo".
Orsi emplea un estilo informal y campestre que en parte recuerda al de Mujica, conocido por su estilo de vida humilde que incluía conducir un viejo VW Beetle al trabajo durante su presidencia de 2010 a 2015.
A menudo Orsi es visto llevando el tradicional mate, paseando a su perro Ramón y vestido de manera informal. Ha dicho que, al igual que Mujica, no vivirá en la residencia presidencial.
El candidato de centroizquierda dijo que planea aumentar la financiación del sistema penitenciario y fortalecer la cooperación con Europa para combatir el tráfico de drogas.
Orsi dice que la política nunca fue parte de su vida familiar, pues creció en una zona rural de Canelones donde sus padres tenían un pequeño almacén. Pero después de las elecciones de 1984 que llevaron a la restauración de la democracia, se vio absorbido por ese mundo.
"La política era mala palabra (...) porque estábamos en dictadura", dijo, refiriéndose al gobierno cívico-militar de Uruguay de 1973 a 1985, una de varias dictaduras durante ese período en América del Sur. Orsi tenía 17 años cuando volvieron a las elecciones.
"Entonces esa bocanada de oxígeno te inundaba y, bueno, ahí quedó como una tarea permanente", destacó.