Frida menciona que agradece a los rescatistas de todo el mundo que vinieron a México a ayudar cuando ocurrió el sismo en la CDMX, señalando que era su deber retribuir la solidaridad, e ir a Irak a ayudar en lo que pudiera:
“Me gusta trabajar en la Marina porque me da la oportunidad de ayudar a gente de varios países y no solo de México. Ellos estan atentos a alguna desgracia que ocurra en otra parte del mundo para mandarnos a mí y mis compañeros a ayudar y eso me llena de orgullo.
Lamentablemente este domingo me dijeron que teníamos que ir a Irak porque hubo un terremoto más fuerte que el que se vivió en México. Respeto las costumbres de cada país y sé que me debo adaptar a ellas, pero la verdad si me sacó un poco de onda como tratan a las hembras de cualquier especie, sufren mucha represión”, dijo.
La famosa can menciona que lo primero que le pidieron las autoridades de Irak al arribar fue usar un Burka (vestido que cubre todo el cuerpo excepto la cara) para “no provocar a los perros musulmanes”:
“La verdad era incomodo porque no podía mover mis patas. Yo les pedí no usarlo porque era obvio que tanta tela entorpecería la labor de rescate, sin embargo me dijeron que las reglas son claras y no iban a permitir que una perra extranjera anduviera tentando a sus perros mostrando piel de más, señalando que los canes de ahí tienen un nivel de espiritual muy alto, y las hembras somos el diablos que los tienta y los invita a pecar”, relató.
Frida menciona que como temía, la ropa le impidió realizar sus labores correctamente: “intenté meterme bajo un edificio en escombros pero la ropa se me pegaba en las varillas sueltas o dentro de las mismas rocas. Fue muy incómodo y llegó un momento en que utilicé mi chaleco de la marina para subirme un poco el vestido y que mis patas estuvieran libres.
Tras realizar el rescate y afortunadamente localizar a 3 personas, inmediatamente me detuvo un policía diciendo que me meterían a la cárcel por enseñar mis patas y provocar la lujuria de los perros.
Les dije que no mostraba nada indebido, ni siquiera la cola, pero me señalaron que mostrar más de 3 cm de piel es un delito y debían arrestarme. Finalmente mi entrenador les explicó que habíamos venido a ayudar y no me metieron a la cárcel, pero si tuvimos que pagar una fuerte multa”, relató consternada.
El animal menciona que se sorprendió de cómo solo se le veían las patas, y aun así los perros la deseaban: “aún con el velo que cubría todo mi cuerpo los perros no dejaban de verme, y cuando enseñé las patas rápidamente comenzaron a intentar ligarme más. Les dije que me dejaran trabajar pero aseguraban que los volvía locos mis patas peludas, diciendo que eran hermosas.
Fue algo incomodo pero vine aquí a ayudar y lo hice, aunque me quedó triste de saber la forma tan reprimida en que tratan a las hembras. Nada como estar en México donde puedo andar totalmente encuerada y nadie me dice nada”, puntualizó.