Bien dicen que no hay plazo que no llegue o fecha que no se cumpla y uno de los días más temidos para Barack Obama ha llegado. Su hija, Malia, ha tenido que mudarse a los dormitorios de la Universidad de Harvard para comenzar sus estudios. Si bien, la chica de 19 años llevaba unos meses fuera de casa, viviendo en Nueva York, en donde trabajaba como becaria, ha llegado el momento definitivo de dejar la casa familia para iniciar su etapa como universitaria. Así que como miles de jóvenes en Estados Unidos, Malia llegó a Harvard Square bien acompañada por el expresidente y Michelle Obama.
Con un look relajado, en un vestido negro sobre una t-shirt de Alexander Wang del mismo color y tenis blancos, Malia se vio sonriente y emocionada de comenzar esta nueva etapa. Para mantener la privacidad y seguridad de la chica, la mudanza se realizó un día antes que la mayoría de los alumnos y qué mejor momento para pasar desapercibidos que en el momento del eclipse. Mientras la mayoría de las personas se encontraba viendo al cielo, unos conmovidos Michelle y Barack se despedían de su ‘niña’ en el famoso campus universitario.
Eso sí, fiel a su personalidad sencilla y relajada, Malia quiso convertirse en una alumna más y el martes salió de paseo con el resto de los estudiantes. Cuando un reportero se le acercó para entrevistarla, amablemente lo saludó de mano y le dijo que no podía hablar con él. Malia será una alumna más en este ciclo escolar y es que Harvard se distingue por no tener ningún tipo de diferenciación entre sus alumnos. Tal como el resto de los estudiantes, Malia tendrá que residir en los dormitorios asignados por la universidad y tendrá que compartir el cuarto con alguien que le fue seleccionado en áreas que tienen entre 20 y 30 residentes. Esto con la intención de que todos vivan una experiencia similar y puedan involucrarse en todo tipo de actividades. Este mismo trato recibió en su momento Natalie Portman, quien también pasó por las filas de la institución.
Como suele suceder en estos casos, los más afectados con la despedida fueron los papás, pues Malia rápidamente se integró a un grupo de chicos y se le vio muy sonriente, platicando con ellos. Ya desde hace un tiempo el expresidente Obama vaticinaba que éste no sería un momento fácil para él, incluso, su esposa Michelle aseguró a modo de broma, que no le sorprendería que él quisiera mudarse al campus de la universidad para estar cerca de su primogénita.