El nombre de Jaime Bonilla asaltó los titulares de la prensa nacional la semana pasada. La causa, aunque aparentemente simple, no lo es.
La tarde-noche del 8 de julio en el Congreso de Baja California, de manera totalmente inesperada, 21 legisladores de todos los partidos, modificaban la ley para que Bonilla Valdez, gobernador electo de la coalición Juntos Haremos Historia, en vez de gobernar por dos años como estaba establecido, ampliara su mandato a cinco años.
Esto generó debates, molestia e indignación, y es que, esta modificación a modo pueda ser la plantilla que en un futuro cercano pudieran usar otros gobernantes para ampliar sus mandatos.
Las reacciones no se hicieron esperar, y es por eso que los partidos de oposición como el PAN y el PRD alzaron la voz y exigieron la expulsión de sus diputados en Baja California, después de esta infracción en contra de la constitución.
También Morena y compañía criticaron este acto a través de la Cámara de Diputados y Senadores y exigió un castigo severo hacia los responsables de esto hecho, pero, hubo un gran detalle; Yeidckol Polevnsky.
La presidenta nacional de Morena se encargó de justificar la Ley Bonilla y defendió a capa y espada al gobernador electo, está actitud molestó a propios y extraños, dejándonos ver el egoísmo y mezquindad de Polevnsky.
Y que decir del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, se deslindó e hizo de menos lo que pasó en el estado del norte, demeritando y pisando la Carta Magna de nuestro país.
¿Que hubiera pasado, si este hecho se hubiera presentado con gobiernos Panistas y Priístas, no estaría Andrés Manuel exigiendo justicia y pidiendo respeto a nuestra ley?
No hay duda, la Ley Bonilla ha sentado un presente en la historia reciente de México y es y será, el pretexto idóneo para consolidar la reelección de los gobernantes en un futuro y eso sí, da mucho miedo.
Por cierto, dicen por ahí , que personas cercanas a Morena, ofrecieron un millón de pesos a cada diputado local de Baja California para que votará a favor de esta ley inconstitucional, pero esa, es otra historia.
O usted, usted qué opina?