Con todo tipo de sofismas, recurriendo a una pésima presteza, aseguró que él sería el fiel de la balanza, aunque en su interior irradiaba el inminente presagio de la derrota.
Yo le comenté que no veía cómo pudieran ganarle a Armenta, quien desde ese entonces incluso tenía como aliado a la mitad del Comité de MC a su favor. Se quedó callado, porque la verdad supera la ficción de la politiquería a la que se acostumbró.
Testigo fue su comunicador (quien me juró que apoyaría con todo a Eduardo Rivera aunque Fer fuera candidato, pero lo bueno es que siempre pierde y termina arrodillado), quien hoy busca que lo perdonen para no tener que volver a pedir prestado.
A tres años de distancia Fer sabe que perderá, que el próximo gobernador será Armenta y que él hará el ridículo que está acostumbrado a hacer en cada proceso electoral.
Fer no entendió que la política ha evolucionado y hoy se basa en el contacto directo con la gente, llevando paradigmas modernos que analizan realidades complejas que no comprende por no haber sido un político terrenal y solo haber convivido con las élites que mencionan Gaetano Mosca y Wilfredo Pareto (creo que Fer y su pseudo comunicador no saben de lo que hablo).
Por más que Fer quiera cumplir su pronóstico, el futuro está escrito y tendrá que guardarle 6 años respeto a su nueva deidad.
Seis largos años que lo llevarán a la tercera edad, la cúspide de su retiro político sin ser jamás lo que ha soñado toda su vida: gobernador.