Las respuestas o críticas que ha recibido el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador tras sus desafortunadas declaraciones, carecen de autoridad porque provienen de personas beneficiadas del corrupto sistema priísta.
Nadie quiere enfrentarse al poderoso presidente que muy pronto dará de qué hablar, al demostrar de qué está hecho.
Por eso sus tibias y miedosas respuestas, para evitar ser linchados o perseguidos por el grupo que encabezará la Cuarta Transformación.
El coordinador de los senadores del PRI Miguel Ángel Osorio Chong, solo se limitó a decir que es impreciso afirmar que el país está en bancarrota.
Se vio mejor el senador y presidente del PAN Damián Zepeda, pero lo desacredita ser la mano derecha de Anaya.
Lo cierto es que priistas y panistas no saben ser oposición.
A estas alturas, la izquierda estaría organizando movimientos sociales , se tiraría al piso y se rasgaría La vestiduras para demostrar o actuar por inconformidad.
Cerrarían calles, violentarían la vida diaria y perjudicarían a quien fuera necesario para hacerse notar.
Los priistas y panistas saben que tienen las manos sucias y prefieren callar para no ser -repito-, encarcelados o perseguidos.