Tuvo que ser exhibida la incapacidad del gobierno de Enrique Peña Nieto en el combate al secuestro, para que en menos de un día una maestra fuera rescatada de un grupo delictivo que la había privado de su libertad.
De ahora en adelante, los familiares, amigos y conocidos de una persona que lamentablemente sea secuestrada, por lo menos tendrán que ir a hincarse, llorar y rogar a Enrique Peña Nieto y a Miguel Ángel Osorio Chong, para que encuentren a sus seres queridos.
O tendrán que hacer una locura para llamar la atención de ambos y de las autoridades estatales.
Me parece que lo dado a conocer el martes por diversos medios de comunicación, en donde una madre pide la intervención de Osorio Chong para localizar a su hija, es por demás lamentable.
Si el gobierno de Peña Nieto reaccionó de inmediato, fue por la atención que acaparó la desesperada señora para pedir la intervención del gobierno federal.
No quiero pensar que el titular de la Segob, Miguel Ángel Osorio Chong, haya armado un circo para ponerse el traje de héroe con miras a sus ambiciones presidenciales. Sería aberrante y temerario.
Tampoco quiero pensar que lo hayan hecho para remontar los indicadores que reprueban el trabajo e imagen de Peña Nieto.
Si el gobierno de Peña Nieto actuó con prontitud, también es válido un reconocimiento, aunque deja la puerta abierta para que todos los familiares de personas que lamentablemente hayan sido secuestradas, exijan el mismo trato y atención para sus seres que hayan sido privados de su libertad.
Por ser un tema tan delicado, guardaré la prudencia, pero ¡¡¡hasta dónde nos ha llevado el gobierno de Enrique Peña Nieto!!!.
¿Tenemos que rogarle, suplicarle e hincarnos para que nos otorgue el perdón y se ponga a cumplir lo que la ley le obliga?.
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