En el PRI sus militantes y dirigentes se disputan el poder como hienas.
Jamás, ni en el año 2010 cuando perdió por primera vez la gubernatura de Puebla, el PRI había estado tan mal como hoy.
Su dirigente estatal Jorge Estefan Chidiac arremetió en contra del proyecto de Lastiri y ninguneó al delegado de la Sedeso y ex líder del PRI, Juan Manuel Vega Rayet.
Y por otra parte, Javier López Zavala, el candidato perdedor a la gubernatura en el 2010, nuevamente chantajeó abandonar el PRI si no ceden a sus caprichos políticos.
Lo cierto es que estos politiquillos no tienen llenadera y solo son priistas convencidos cuando son beneficiados sus intereses personales y sobre todo los económicos.
Estefan demuestra que le falta mucho oficio para conciliar con sus militantes y con sus acciones incendia la aldea.
Es hoy por hoy un dirigente político perdedor, sin calidad moral y al que le gana el hígado.
Y Zavalita simplemente es un chantajista que aparece cada que se acercan las elecciones.
Es un verdadero mercenario al que cada vez se le acaba la estructura política que le heredó su corrupto padre Mario Marín Torres.
Así cómo van, les espera un tercer o cuarto lugar en la elección del 2018.
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