Los delincuentes que forman parte del Poder Judicial en México han sido abandonados por la sociedad porque ésta es víctima de la voracidad de quienes paradójicamente imparten justicia.
Ministros, magistrados, jueces y secretarios de acuerdo federales y regionales, se han inmortalizado por utilizar a la justicia como un negocio para enriquecerse.
En el mejor de los casos presumen joyas, autos y la vida que da el dinero mal habido producto de las extorsiones en contra de sus víctimas, los ciudadanos a los que ahora regatean ayuda.
Pero en el peor de los casos, exhiben una vida de inexplicables lujos en yates, ranchos y haciendas que son de su propiedad, además de viajes al extranjero y cuentas en paraísos fiscales, obvio, producto también de las extorsiones que hacen a los ciudadanos que caen en sus garras. A todos les cobran hasta el 30 por ciento del total de la suma de cada litigio, y si no, se arreglan con la parte contraria.
Por eso la sociedad está feliz por la Reforma Judicial que propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien busca acercar la justicia al servicio del pueblo, lejos de aquellos delincuentes que lucran con la ley y están al servicio del poder económico.
Los mexicanos ya no toleramos que las esposas, esposos, hijos, nueras, yernos, sobrinos, amantes, concubinas e incluso su personal doméstico, cobren en la nómina del Poder Judicial y tengan acceso a viáticos, ropa, camionetas, semanas de vacaciones y salarios fuera de la realidad, lo que ofende a las mayorías.
Por eso el pueblo votará por echar afuera a esta clase denominada cleptocracia, porque está acostumbrada a la riqueza mal habida que se obtiene desde el poder.
Por generaciones ha predominado esta vergonzosa generación de funcionarios inmorales y deshonestos, todos ellos depredadores a la espera de una oportunidad para enriquecerse y tener eternamente una vida de dispendio y derroche que no les corresponde.
Su cinismo no tiene límite y abandonan la obligación para la que fueron contratados, se victimizan cuando en realidad es un acto de justicia que se depure el Poder Judicial de todos esos delincuentes.
Ojalá la reforma judicial tenga artículos que refieran merecimiento de cárcel a quienes inciten a actos que avergüenzan a la sociedad, como los paros de labores, marchas y cualquier desorden social en perjuicio de la comunidad en general.
PD. No se te olvide manifestarte en las redes sociales para que estos delincuentes sean cesados de sus cargos.