Martes, 21 Febrero 2017 11:36

Redes criminales reclutan a jóvenes deportados por una simple falta

Escrito por cronica.com.mx

*Cacería en la frontera ◗ Especialistas en migración afirman que connacionales son encarcelados en EU por una simple falta administrativa o por llevar un tatuaje y al ser repatriados son expuestos al reclutamiento forzado por cárteles en la franja fronteriza.

Redes criminales reclutan a jóvenes deportados por una simple falta 
Datos de Gobernación indican que en EU hay unos 25 mil connacionales en prisión, muchos de ellos por faltas administrativas.
No son un foco de atención como los llamados dreamers, pero muchos son tan jóvenes como ellos. También, en muchos casos, llegaron de niños pero su vida no los condujo forzosamente a una universidad; terminaron internados en una prisión estadunidense, a veces por delitos menores, y ahora, se señala, al ser deportados están expuestos al reclutamiento forzado en el crimen organizado mexicano.
Muchas veces son secuestrados por miembros de los cárteles que los esperan en la franja fronteriza con Estados Unidos, a muchos de los muchachos los conducen hasta allí y los ponen del lado mexicano.
“Conocemos casos donde estas personas que fueron deportadas directamente de las cárceles, a las que se les pone en las fronteras cuando llegan a México, y normalmente ya los están esperando los cárteles para reclutarlos y sumarlos a las huestes del crimen organizado”, alerta Ángel Lara Hiram Abel, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social en Occidente (CIESAS-Occidente) en Guadalajara.
El especialista en migración fue uno de los invitados al Senado para exponer ante los legisladores diferentes aristas del problema migratorio en la era Trump. Él está preocupado por la llegada de muchachos que pueden ser carne de cañón de los cárteles.
La Secretaría de Gobernación, en voz de su titular Miguel Ángel Osorio Chong, expuso en esas mismas jornadas de consulta que en las prisiones federales de Estados Unidos hay 25 mil connacionales, por lo que se trata de una cantidad menor ante la promesa trumpista de deportar a tres millones de supuestos “criminales”.
Osorio destacó también que muchos de los mexicanos en cárceles son procesados por faltas administrativas, “que tal vez para ellos sean delitos”, aclaró el secretario durante una reunión con senadores del PRI a finales de enero.
El secretario también dejó claro que no se han detectado aumentos significativos en el flujo de las deportaciones. A veces se reciben 230 connacionales deportados, otras ocasiones hasta 550 diariamente, “pero no hay una variación mayor”.
LOS RECLUTAS FORZADOS. Hirám Abel detalla que en la frontera norte ya existía el reclutamiento de deportados, pero que con la llegada de Donald Trump y sus políticas migratorias, es más evidente que miembros de cárteles delictivos se ubican en determinados puntos de cruce de la frontera con Estados Unidos como Ciudad Juárez, Chihuahua.
Es allí donde se da la caza de estos jóvenes deportados. Muchos de ellos tienen ciertas características físicas: tatuajes, el lenguaje corporal, vestimenta o hasta la forma de caminar de pandillas.
A pesar de su aspecto, no todos han pertenecido a pandillas; basta recordar que a Daniel Ramírez Medina, el primer dreamer detenido por agentes migratorios, se le abrió proceso de deportación por tener un tatuaje en el que se leen las siglas de su estado natal, Baja California Sur, y La Paz, es decir, su ciudad de origen. Para la Migra, el tatuaje se vincula a una pandilla de California.
El tatuaje o el aspecto pueden jugar en contra de estos muchachos.
“Van sobre ellos y los suben porque traen camionetas, los secuestran para ser parte del ejército de sicarios. Y ellos tampoco tienen muchas opciones porque están ahí: o estás con nosotros o te matamos y ellos como de alguna forma fueron creados en un ambiente violento, pues es la opción que tienen…”, relata el académico.
El impacto de esto puede ser mayor. En un caso de secuestro ocurrido en Guadalajara, la víctima, luego de su liberación, refirió que algunos de sus captores eran jóvenes y hablaban inglés con modismos propios de las pandillas estadunidenses.
No hay cifras sobre el número de jóvenes con estas características que son retornados a México, pero señala que para él es evidente que este problema de reclutamiento se empieza a agudizar.
En su informe especial “Adolescentes: vulnerabilidad y violencia”, presentado a finales de enero pasado, Elena Azaola, otra investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, advierte que el crimen organizado recluta en México a menores de 18 años para su estructura criminal y son entrenados incluso por ex militares o ex policías. El estudio levantó interés por la relatoría de casos concretos de menores de edad que hacían carrera delictiva (vinculada a drogas y asesinatos) hasta caer en prisión, incluso antes de cumplir los 18 años.
En la actualidad, 13 mil 317 jóvenes se encuentran privados de su libertad en México, de los cuales un gran porcentaje asegura haber pertenecido a una pandilla, según ese mismo informe.
BOLA DE NIEVE OCULTA. Para el especialista en migración Hirám Abel, las autoridades mexicanas no han mirado aún hacia el problema del reclutamiento forzado que hace el crimen organizado entre jóvenes deportados.
“(Estos jóvenes) están tratando de insertarse en la sociedad mexicana pero es muy complicado para ellos porque tienen características físicas que la gente observa como distintas y que no les favorecen. Ahí hay que trabajar mucho para que los mexicanos entendamos que no podemos prejuzgar a esta población. Ojalá que las autoridades los observen”, indica.
Lara Hiram asegura que esta nueva cultura poco a poco se visibiliza más, sobre todo en las grandes ciudades, en un intento por reinsertarse social y laboralmente.
“Suelen reunirse en los eventos de coches viejos, porque les gustan mucho los autos clásicos, repararlos, porque eso es una cultura en los Estados Unidos. Hacen sus eventos de rap, empiezan a organizarse, son los grupos mejor organizados”, asevera.
La opción es insertarlos o dejarlos a su suerte, es ahí donde se abre la vía de la carne de cañón para el crimen organizado.
“Si se les apoyara, se evitaría que muchos de los jóvenes que regresan caigan en las manos del crimen organizado”, establece. “No se les ha tomado en cuenta en este asunto y se ha convertido en un problema social en el sentido de que al no ser integrados, el único grupo que los integra son los cárteles; el tema no se está observando”, explica, “ellos en la cárcel se preparan en actividades diversas, aprenden cosas, carpintería, y también estudian, también tenemos que considerarlos”.

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